En muchas ocasiones tratamos por todos los medios que nuestros hijos nos hagan caso y no hay forma de lograrlo. En otras épocas sentimos que nuestros hijos crecieron rápidamente, y que nos volvimos invisibles para ellos. Perdimos la autoridad y con ella, el ejercicio de nuestro papel como papá o mamá.
Ser amorosos, comprensivos, tolerantes, pacientes y, construir una relación cercana, sincera y honesta con nuestros hijos, nunca puede confundirse con la perdida de la jerarquía.
Cada miembro de la familia debe desempeñar y ocupar el puesto que le corresponde. Toda conducta contraría por parte de cualquiera de sus miembros, con toda certeza, más temprano que tarde, tendrá dañinas implicaciones para el grupo familiar y para el sujeto que aún por desconocimiento, no asume el puesto que le corresponde.
Dicho de otra manera, los padres deben ocupar y desempeñar el papel de padres, hasta el fin de sus días, igual que los hijos y demás miembros de la familia, deben ejercer el rol que les concierne, respectivamente.
La jerarquía como padre o madre te pertenece y por ningún motivo debes permitir que te despojen de ella; de permitirlo ese niño o niña, muy probablemente tendrá problemas relacionados con el tema de “autoridad” y muchos otros.
¿Qué se necesita para disfrutar de una autoridad eficiente?
Ser constantes, emitir reglas claras y coherentes. Respetar la personalidad y características individuales de nuestros hijos, y estimular su participación en la toma de decisiones, cuando se ajusten a situaciones aptas para su edad y madurez.
- Háblales con seguridad, sin miedo, de manera firme y directa, mirándolos a los ojos. Además, la comunicación debe ser clara, sencilla, directa y asertiva. Si el niño es de corta edad, de ser posible, ponte a su altura.
- Hazle valer tu seguridad, puedes llorar a solas, pero no frente a tus hijos cuando interactúes con ellos y te desobedezcan o te contesten.
- Si en algún momento se sienten intimidados por las preguntas o respuestas de sus hijos, respiren profundamente tres veces, antes de hablar.
- No desautorices a tu pareja, si da una instrucción o los regaña. Cuando te pidan permiso para una actividad, que requiera una concesión especial, responde que consultarás con tu pareja.
- Utiliza el “no” siempre que sea pertinente. En ocasiones se llega a perder el control de los hijos por no usar el “no”. Es recomendable que no siempre obtengan lo que quieren.
- Procura no tratar con tu pareja delante de tus hijos temas que les concierna. Debes hacerlo en privado, para que evalúen juntos la situación.
- Establece normas en tu hogar, horarios de comidas, reparto de tareas domésticas, y aquellas que sean necesarias, siempre de manera clara.
- Pide opinión a tus hijos sobre las cosas que les incumba y ten en cuenta sus opiniones.
- Sí intentan faltarte el respeto de la forma que fuese, hazles saber de inmediato que esa conducta es inadmisible y de ser necesario busca el respaldo de tu pareja. Es mejor detenerlos a tiempo, evitando males mayores.
- Siempre que les atribuyas una tarea, explícales las razones, de manera clara y comprensible para ellos.
- Los hijos independientemente de la edad que tengan, siempre tendrán la tentación de restarle autoridad a los padres. Ustedes deciden si desempeñan el rol de progenitor: padre – madre, o ceden su autoridad. Debes evaluar el precio a pagar, que por lo general es muy alto.
Enséñalos con el ejemplo, acompañado de la palabra razonada.