El embarazo constituye para la pareja, una etapa vital llena de cambios importantes, que requieren adaptación. La actividad sexual sufre cambios específicos.
En el primer trimestre de gestación, la pareja inicia el periodo de adaptación, a pesar de que las mujeres físicamente no experimentan grandes cambios. La mayoría se ve afectada por molestias tales como náuseas, vómitos, cansancio, disminución del deseo en un porcentaje aproximado al 40% de las embarazadas, mientras que en el resto parece aumentar.
En cuanto a la excitación, especialistas señalan que se observa un aumento de la lubricación vaginal, que se mantiene durante los 9 meses de embarazo, el incremento de sensibilidad en las mamas y el significativo aumento del tamaño de los senos, hacen que la estimulación que antes era agradable se convierta en una molestia. La frecuencia del coito por lo general, es menor de lo habitual, aun cuando la intensidad de la excitación se mantiene igual. La frecuencia de orgasmo durante el primer trimestre se mantiene igual. Al principio de la gestación los órganos de la pelvis están mejor irrigados, lo que incide positivamente en el deseo.
Si no surgen complicaciones durante los primeros 3 meses, no hay razón para interrumpir la vida sexual. Las posiciones son muy importantes, dado que ya en esta etapa del embarazo, muchas mujeres han aumentado de peso, de modo que el cuerpo no es tan ágil como antes. Los dolores lumbares se hacen presentes, y se produce mayor sensación de sueño y cansancio. La mujer engorda, se ensancha, le crecen los pechos y sienten sacudidas por los movimientos propios del bebé. El cuerpo cambia y ello incide en el aspecto mental y psicológico, en ocasiones la mujer se siente poco deseada por su pareja. Incluso, en muchos casos se desarrollan los celos, por temor a las infidelidades.
Respecto a los hombres, es común que muchos de ellos sientan miedo de causar daño al bebé y dejan de proponerle el sexo a sus parejas embarazadas, lo que incrementa la inseguridad en las mujeres y en ocasiones, sensación de baja autoestima.
Durante el tercer trimestre, los cambios corporales son característicos, por lo que, al momento de practicar ciertas posiciones sexuales, se deberán tomar en cuenta algunos recursos. La sexualidad en este trimestre puede presentar la disminución del deseo, muy frecuente en esta etapa; todos los cambios en cuanto a excitación que vienen sucediendo desde el segundo trimestre son más intensos, en la etapa final del embarazo. Las sensaciones ante la estimulación y el orgasmo son menores y la frecuencia de aparición de este último, junto a la fase de resolución, es muy lenta.
Muchas parejas a partir del séptimo mes de embarazo dejan de tener sexo porque les resulta incómodo, no pueden encontrar una postura adecuada y temen causarle algún daño al bebé. El sexo oral, la masturbación y las caricias son algunas de las formas que se pueden adoptar en este período, ya que generan placer, descargan la tensión y no generan incomodidad en la oportunidad de buscarse sexualmente. Algunos expertos hacen la acotación, en cuanto al sexo oral, de que la pareja no debe “soplar” dentro de la vagina mientras lo practica, ya que podría provocar un émbolo de aire. Las posturas laterales, a gatas o cualquier posición que evite la presión sobre el abdomen son bienvenidas; debe actuarse con prudencia, evitando empujes coitales muy profundos y excesiva rapidez en el movimiento.
Durante la gestación, la actividad sexual por el ano debe reducirse, ya que la vaso congestión pélvica hará más propensa la aparición de hemorroides. Los juguetes sexuales podrían producir contracciones, y en el caso de juguetes con vibración pueden romper la bolsa que contiene el líquido amniótico donde el feto se encuentra. Además, estos juguetes pueden producir infecciones si no se tiene atención con la limpieza y pulcritud de los mismos.
Las relaciones sexuales posteriores al parto o cesárea requieren un periodo de recuperación y el tiempo aproximado depende de la cicatrización y de que los órganos internos vuelvan a su lugar. Tras el nacimiento del bebé la mujer experimenta gran cantidad de cambios. En ocasiones se siente irritable, agotada, con baja autoestima, deprimida y con miedo acerca de su capacidad para desempeñar el rol de madre.
Es importante, que luego de que concluya el plazo de recuperación según la indicación del médico tratante, la pareja se avoque a revivir el fuego de la pasión y el deseo. Busquen tiempo para compartir, aprovechen cuando el bebé duerme, preparen cenas románticas en casa, dejen al bebe por unas horas bajo el cuidado de sus abuelos o familiares responsables y compartan un rato con amigos o solos. En fin, sean creativos a la hora de innovar y no permitan que la llama se apague.