La llegada de un nuevo bebé a la familia provoca grandes cambios en la vida familiar. Con antelación al nacimiento del bebé, los padres dedican mucho tiempo a los preparativos del feliz suceso. Después del parto, el centro de atención de la familia lo constituye atender las necesidades del recién nacido.
El primer hijo necesita un tiempo para aprender a compartir a sus padres. La cuestión radica en determinar cuánto consentirlo para que no se sienta menos querido, ni se convierta en un niño malcriado o manipulador.
Sucede con cierta frecuencia, que los hermanos mayores acumulan resentimiento contra el recién nacido por haberles desplazado del centro de atención, y reaccionan comportándose mal.
Si hasta ese momento era el centro de todas las miradas, ahora las visitas fijan su atención en el recién nacido y sus padres tienen menos tiempo para atenderle. Hay que ayudarle a entender su nueva situación. Tener que dividir la atención y el cariño de sus padres y, en algunos casos su habitación, juguetes, tiempo, y casi todo. No debe ser nada sencillo.
No hay una formula universal para explicarle a tu hijo que va a tener un hermanito. Tampoco hay un momento preciso para explicárselo, aunque, cuanto más tiempo le proporciones a tu hijo para aceptar la idea, es mejor.
No se trata solo de controlar los celos del hijo mayor, lo ideal sería prepararle antes, desde el embarazo, para la llegada de su hermanito, buscando no dejarle de lado y respondiendo siempre a sus necesidades.
El control de los celos entre hermanos depende mucho de la conducta de los padres. Una situación de celos mal resuelta puede representar problemas en el futuro de los hijos.
Con la llegada de un hermano, los celos son un sentimiento normal y hasta positivo en los niños, siempre que los vivan dentro de unos límites razonables. Indican que el pequeño ha desarrollado con sus padres el sentimiento de apego, fundamental para que pueda amar y ser amado en el futuro, y que ha establecido un fuerte vínculo familiar.
Aunque a tu hijo mayor le cueste aceptar a su hermano, no le ayuda que le mimes y le protejas en exceso, ni que muestres una fingida actitud de desapego hacia el bebé.
Hay varias medidas sencillas a tomar, antes y después del nacimiento del nuevo bebé, para facilitar el proceso de adaptación:
Antes del nacimiento: a) A la hora de informar a tu hijo sobre el embarazo, hazlo guiada por el grado de madurez de tu hijo. b) Adapta las explicaciones al lenguaje del niño. c) Pídele que acaricie tu barriga y explícale que allí está su hermanito y que viene pronto d) Si muestra un interés mayor y su grado de entendimiento lo permite, puedes realizar estas actividades conjuntamente con él:
- Preparar juntos el bolso o maletín para ir al hospital o clínica.
- Pensar sobre posibles nombres para el bebé
- Visitar familiares y amigos con bebé.
- Mostrarle la ropita y demás accesorios para el nuevo bebé y arreglarla juntos en el gabinete que corresponda.
- Que te acompañe al médico para escuchar los latidos del corazón del bebé.
- Mostrarle fotografías cuando era bebé, entre otras.
Después del nacimiento: a) Permítele que observe y acaricie al bebé con cuidado, y corrige con paciencia y cariño sus excesos de amor. b) Pídele a familiares y amigos que cuando los visiten presten atención a ambos niños, no exclusivamente al recién nacido. c) Dedícale un rato a diario de manera exclusiva para compartir juegos, cuentos u otra actividad. d) No lo colmes de regalos bajo la falsa creencia que lo compensarás, es peor. Ante todo cariño, paciencia y atención. e) Apoya su proceso de adaptación, mostrándole una actitud calmada y demostraciones de afecto hacia los dos niños de la casa. f) Permite que tu niño participe tanto como desee en el cuidado del bebé, que se sienta útil, pero no obligado a hacerlo.
El niño irá aceptando la nueva situación, con el apoyo de sus padres y familiares.