El optimismo, al igual que la esperanza, es la disposición de espíritu que aguarda lo mejor y lo más positivo de todo. Se considera como corriente opuesta al pesimismo. Ambas actitudes, se aprenden desde niños, y con el pasar del tiempo, nuestras propias experiencias nos refuerzan o debilitan esa actitud aprendida. Al llegar a la adultez, se convierten en una elección personal, ya que podemos elegir ser optimistas y sentirnos invadidos de bienestar o ser pesimistas, lo cual nos impide ver con claridad los problemas y sus soluciones; aumenta el stress, la angustia, la preocupación y el dolor.
Ser optimistas nos impulsa a lograr nuestros objetivos. No significa que vamos a vivir sin problemas, en un mundo irreal y lleno de fantasías. Supone enfrentarlos, con la certeza de que contamos con las herramientas necesarias para superarlos. Es decir, tenemos la capacidad y la fuerza para vencer cualquier dificultad y cumplir nuestros deseos de lograr una vida armónica, sana y feliz.
El optimismo constituye un motor fundamental de una sana y elevada autoestima, te permite responsabilizarte por tus errores y aprender de ellos, aceptarte en tu luz, en tu sombra y en tu oscuridad. Amarte, aprobarte y estar dispuesto a aprender las lecciones que te presenta la vida.
Recomendaciones para aumentar tu optimismo:
- Enfócate en las soluciones y no en los problemas, parte del principio, que todo en la vida tiene solución, menos la muerte.
- Acepta lo que no puedas cambiar de tu realidad, y disponte a cambiar lo que si puedas. Resistirse a lo que no podemos cambiar, constituye un desgate emocional muy severo, que lamentablemente no nos llevara a sentirnos mejor y mucho menos a obtener algo a nuestro favor.
- Sin excepción todas las situaciones o problemas de la vida, tienen un aspecto positivo y uno negativo, aun cuando nos cueste esfuerzo y tiempo admitirlo.
- Motívate. La motivación es lo que nos mueve, lo que nos hace vibrar, lo que nos impulsa. Es muy importante no perder la ilusión, el interés. Debes mantenerte motivada, no importa que tan sencillo ó pequeño sea el punto de enfoque. Sea trotar para participar en una pequeña carrera, hacer un curso de cocina, cambiar tu imagen y hacer ejercicio regularmente, aprender un idioma, comprar una pecera y dedicarte a ella, cambiar de empleo, reunir dinero para tomar una vacación etc. La motivación te mantiene viva y activa.
- Practica la Fe. La Fe significa esperar y anticipar lo bueno, dar por hecho aquello que deseas que suceda. El miedo es esperar y anticipar lo malo. Cada vez que tu mente se enganche en pensamientos negativos, respira y reiníciate y concéntrate de nuevo en pensar y visualizar lo que deseas.
- Evita quejarte y ten mucho cuidado con tus palabras, cuando están cargadas de negatividad. ellas son decretos. A veces nos cuesta mucho y la utilizamos como una manera de desahogarnos, pero tienes que estar atenta, para que lo hagas lo menos posible, ya que te hace sentir mal, te desgasta, te baja las energías. Enfócate en lo que está a tu alcance, y recuerda que en la vida hay situaciones que no dependen de ti.
- Aprende de tus errores y perdónate. No tengas miedo a equivocarte, porque de los errores se aprende y además te hacen más fuerte y capaz para continuar con la vida y afrontar nuevos obstáculos.
- Acepta tu responsabilidad, tanto en la situación que estás viviendo, como en tu respuesta para resolver los problemas o cambiar aquello que puedas modificar. Reconoce tu capacidad para resolver los problemas que se te presentan.
- Actúa, no te paralices. Analiza el problema desde distintas ópticas, extrae lo bueno y lo malo, tómate tu tiempo y toma la decisión que creas pertinente.
- Mantén siempre una actitud positiva. Una actitud positiva te permitirá afrontar los problemas con una mayor capacidad analítica y realista.
Esfuérzate por ser optimista, aléjate de las personas toxicas, que te roban energía y comienza a reprogramar tu mente positivamente.
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