Una sana relación de pareja es mucho más que tener a alguien a nuestro lado que nos haga compañía.
El deseo de toda pareja es que su unión crezca y se fortalezca en el tiempo, proporcionando bienestar a ambos. Supone un compromiso de compartir la vida, de manera armoniosa y feliz, respetando la individualidad, pero con un objetivo de vida en común.
- La comunicación
Una buena comunicación es vital, sobre ella se erige una buena relación de pareja; para ello, es necesario que se escuchen con interés, sean sinceros y no tengan temor de expresar sus pensamientos, sentimientos y deseos de forma adecuada. No se trata de hablar mucho. Se trata de escucharse con interés y expresarse con entera sinceridad. La crítica constante, la actitud defensiva y la negación al diálogo son tres enemigos mortales de la pareja.
- Respeto y confianza
Amor sin respeto y confianza, es un amor a medias o distorsionado. ¿Cómo podemos amar a alguien que no respetamos como individuo? La confianza es indispensable, lo contrario genera celos exacerbados que sin lugar a dudas corroen la relación, debilitándola y convirtiendo el tiempo compartido en un infierno. Los celos y la desconfianza son enemigos férreos de la pareja.
- Aceptación
Debes aceptar a tu pareja, tal cual es. Uno de los más graves errores es pensar que podemos cambiar al otro. Nadie cambia, excepto que decida hacerlo y no porque se lo pidan, sino por una convicción personal que implica un trabajo personal que nace en el corazón. No es fácil, debemos poner en la balanza lo positivo, lo negativo y sopesar. Los cambios en una relación se producen solo cuando se desea hacerlo genuinamente. Resulta muy importante aceptar al otro como es y respirar profundo antes de originar discusiones por pequeños problemas que no lo ameritan y que van desgastando la relación.
- Apoyarse
El apoyo en todas las circunstancias positivas y negativas, une a la pareja. Recuerda que son un equipo. La pareja que se alía ante el estrés y los problemas externos, y se apoya ante los éxitos o logros de la pareja, permanece unida. Esto requiere que ambos se vean como una unidad con una causa en común, no como dos individuos con agendas independientes
- Mantener entre ambos un espacio personal
Son pareja, no compañeros de celda. La realidad es que aún las más compenetradas, necesitan darse un espacio para crecer como individuos. Cada uno tiene algo nuevo que compartir con el otro; así, la relación se renueva y se evita el aburrimiento. Es relevante determinar el espacio que necesitan.
- Conocer tus necesidades y las de tu pareja
Conocer a tu pareja, es cosa de todos los días. Para ello es necesario propiciar conversaciones entre ambos, en las cuales toquen el tema de sus necesidades individuales, que quieren y esperan el uno del otro. También es sano, hablar sobre sus miedos, para que los trabajen juntos y los superen.
- El poder del humor.
Compartir risas, elogios, apoyo incondicional, momentos divertidos hace que los miembros de la pareja sientan placer en estar juntos. Las quejas y críticas constantes alejan a las personas. Un estudio llevado a cabo en la Universidad Estatal de San Francisco, en California, reveló que la risa puede desactivar la “bomba” de la ira y permitir a los esposos calmarse ante una discusión. Eso sí, advierten que nunca deben usar el sarcasmo, el chiste cruel, o la burla.
- Divertirse juntos y separados.
En una buena relación de pareja, hay espacio para divertirse y llevar una sana vida social, juntos como pareja y de manera individual. Partiendo de la confianza, y el respeto mutuo.
- Vivir el presente y olvidar el pasado
Deben comenzar un nuevo libro, una nueva historia, comenzando desde cero. Donde escribirán una vida feliz, respetando cada uno sus vidas y disfrutando a plenitud los momentos que pasan juntos. Sobre la base del respeto y la confianza mutua.
- Cuidado con los “guardados” o reconcomios
Los reclamos deben expresarse, en privado y cuando ambos estén calmados. Eso sí, no es conveniente, esperar mucho tiempo. También es importante, que ambos se comprometan a olvidar los puntos ya tratados y no estarlo sacando a cada rato y acumulando rencores.