Uno de los periodos de mayor desafío para una madre, es el que sigue al nacimiento de su bebé, particularmente del primero hijo. Él proceso del nacimiento en sí, produce una mezcla de emociones excitantes: felicidad, miedo, y un cierto grado de angustia y ansiedad. En las primeras semanas y meses pueden existir muchas sorpresas y confusión, mientras la madre se adapta a los cambios que se producen en sí misma y a las nuevas responsabilidades de la maternidad. Si bien es cierto, que gran parte de este proceso se desarrolla de manera natural, es importante educarse y prepararse para enfrentarlo de manera efectiva.
Estos cambios son variados, constituyen un “todo” como la vida misma, algunos llenos de alegría, emoción y, felicidad; otros de angustias y miedos. A la final siempre es y será tu elección.
- Empiezas a entender, respetar y admirar a tus padres como nunca antes en tu vida. Valoras y aprecias todo lo que hicieron por ti. Definitivamente crece tu comprensión y agradecimiento.
- Puedes sentirte angustiada y sobrecargada con el cuidado del bebé ya que implica la adaptación a grandes cambios en tu estilo de vida y a las nuevas prioridades; incluye la disminución marcada del tiempo libre, la obligación de estar mucho más tiempo en casa y la reducción significativa de las oportunidades de compartir a solas con tu pareja. Puedes experimentar estrés adicional, si existe la presión de una carrera o un trabajo.
- Sientes crecer dentro de ti un amor tan fuerte, e ilimitado, poderoso y profundo, hacia tu hijo, que jamás podrías haberlo imaginado.
- Entiendes que sacrificio no significa sufrimiento. Estás dispuesta a hacer todo lo que tu hijo necesite en aras de su bienestar.
- Descubres en tu interior una fuerza incontenible y una necesidad poderosa de proteger a tu bebé.
- Puedes dudar de tu habilidad para ser una buena madre o puedes tener expectativas irreales sobre ser la madre perfecta o tener al bebé perfecto.
- Aumenta tu empatía, estima y compasión por todos los niños. Ves en todos ellos, un reflejo de tu niño.
- Un alto porcentaje de las mamás primerizas experimentan una condición llamada “Baby Blues” o “leve depresión postparto”. Esto tiende a ocurrir en los primeros días después del nacimiento del bebé y puede durar desde unas cuantas horas hasta unas semanas. Las causas son principalmente los abruptos cambios hormonales que ocurren después del alumbramiento, entre otras.
- Entre el 10% y el 15% aproximadamente de las madres primerizas experimentan síntomas más serios de “Depresión Postparto”. Generalmente comienza un par de días o incluso meses después del alumbramiento y puede durar hasta un año. Por lo general, los síntomas son similares a los del “Baby Blues”, solo que tienden a ser más intensos y duraderos; estos incluyen: humor depresivo, llanto, sentimiento de desesperanza y desamparo, una pérdida significativa del gusto por todas o casi todas las actividades diarias, cambios en el apetito y el peso. Entre otros.
- Tu cuerpo cambia, no es el mismo que antes. Pero no te preocupes con dieta y ejercicio lo recuperarás en unos pocos meses.
- Te acostumbras a cambiarle el pañal a tu bebe, a limpiar el vómito, y la palabra asco, cambia su significado para ti.
- No volverás a dormir como antes, como dice el refrán popular “niño chiquito, problema chiquito, niño grande, problema grande”.
- Los días dejan de tener 24 horas, el tiempo parece transcurrir más rápido y sientes que no te alcanza para nada.
- Se reducen considerablemente los momentos para estar a solas con tu pareja, pero aprendes a disfrutarlos y aprovecharlos.