Una vida sana, requiere de un balanceado equilibrio entre el cuerpo, la mente y el espíritu y este es el objetivo del crecimiento personal.
Cuerpo: Para tener el cuerpo físico en equilibrio, es necesario una alimentación sana, en la cual predominen las verduras, los vegetales, las frutas, los granos y el pescado. Igualmente, debe consumirse abundante agua y realizar ejercicio físico de manera regular. Por lo menos, una caminata de 35 minutos a paso rápido, de 4 a 5 veces por semana.
Mente: La máquina que nos cuesta hacer callar. Cuando disciplinamos la mente se abre todo un mundo de paz y armonía para nosotros.»Una mente feliz, Una vida feliz«. La práctica de la meditación y mindfulness son ideales para lograrlo. Vivir el presente de manera consciente, sin juicios y mantener pensamientos y emociones positivas, es el objetivo.
Espíritu: Nuestro verdadero ser, la conexión con lo que realmente somos y la esencia de la vida. Debemos reconocernos como seres espirituales que somos. Asimismo, ser conscientes de que cada persona tiene un camino que recorrer, el cual es personal, y cada uno decide como recorrerlo.
Los pilares fundamentales del crecimiento personal son los siguientes:
- Agradecimiento: Es el sentimiento más importante que debemos ejercitar, junto con la Fe. Agradecer a diario nos conecta con una emoción positiva y con la abundancia, ya que esta se activa con el agradecimiento. Todos tenemos una gran cantidad de experiencias y bienes que agradecer, empezando por la vida. Cada mañana al despertar agradece el nuevo día y decreta que todo va a salir muy bien y antes de dormirte igualmente agradece por todas las cosas que te sucedieron, por más pequeñas que sean. Te sorprenderás no solo de cómo te sentirás, sino también, de todo lo que atraerás a tu vida.
- La aceptación: Implica en primer término, analizar lo que nos ocurre de la manera más objetiva posible, y determinar si está en nuestras manos cambiar la situación en ese momento o por el contrario no depende de nosotros y no podemos hacer nada, en cuyo caso; no hay mejor opción que aceptarla. No se trata de resignarse, se trata de que podamos sentirnos bien con nosotros mismos y desde la aceptación en ese espacio de paz, encontrar posibles opciones. La acción contraria es resistirse y sin lugar a dudas, esta nos llena de dolor y sufrimiento. “Todo a lo que se resiste, persiste”.
- El perdón: “El perdón es una intención cuya energía es liberadora, porque logra limpiar el dolor del daño ocasionado, para que luego del proceso, nada fácil, ni agradable, se nos muestre la experiencia tal cual y podamos ver luz de la propia oscuridad que el daño nos dejó”. Carlos Fraga. El perdón debe empezar por nosotros mismos y continuar con las demás personas o hechos, si no lo trabajamos, vamos a convertimos en víctimas de la vida.
- La oración: El poder de la oración es milagroso. Al orar nos sentimos liberados de culpas y miedos al porvenir. Por su parte, La oración científica, sugiere que si nuestras circunstancias externas están determinadas por nuestro mundo interno, entonces la oración puede convertirse en una potente herramienta para desarrollar el libre albedrío. La oración científica consiste en ver más allá del problema y enfocarnos en visualizar y declarar que la solución (o anhelo) ya es un hecho en la mente de Dios.
- La fe: “La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Supone también una comprensión profunda y personal de las enseñanzas religiosas.