“Un regalo, obsequio o presente es la entrega de dinero u objetos sin requerir algo a cambio; por extensión se puede llamar regalo a cualquier manifestación de afecto dirigido a otro”- Wikipedia.
En ocasiones, consideramos que sería más sencillo manejar nuestras emociones y sentimientos, si nuestro entorno familiar hubiera detectado nuestras debilidades y nos hubiesen enseñado algunas habilidades o destrezas en ese campo.
A continuación te brindo una lista de regalos intangibles, valiosos y útiles que impactarán en positivo la vida de tus hijos:
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Autoestima
Sé una madre/padre ejemplar, trabaja su autoestima. Como padres, debemos ofrecerles a nuestros hijos la mayor cantidad de herramientas para enfrentarse al mundo de hoy. Empezando por reforzar su autoestima, como pilar fundamental de una vida sana y equilibrada. Destaca sus acciones positivas, aciertos y logros, sin importar la dimensión de los mismos. Enséñale que equivocarse es humano y estimúlalo a volver intentar, tras cada error o fracaso.
Cuando los niños confían en sus capacidades, se sienten a gusto consigo mismos y enfrentan la vida con mayor seguridad y menos temores. Además, se sienten merecedores de los beneficios que la vida ofrece. Enséñales a quererse por lo que ellos son, valora sus cualidades únicas.
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Amor = Tiempo + Atención
Destina tiempo de calidad a tus hijos, de esta manera pondrás de manifiesto de manera práctica cuanto los amas. Comparte actividades no solo didácticas, sino de esparcimiento y diversión. Sonrisas, abrazos, besos, palabras afectuosas, motivadoras, comprensivas y disciplinarias, deben acompañar este valioso “compartir”. Hazte presente en su vida de manera activa “escúchalo”, ten en cuenta sus verdades y, brinda atención a sus necesidades, dudas e interrogantes.
Asegúrate de que tus hijos sepan cuánto los aprecias y que los amas tal como son. Trátalos siempre con mucho amor, respeto y consideración.
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Espiritualidad
La oración, la fe y la esperanza elevan nuestra perspectiva acerca del mundo y nuestras vidas. Enseña a tus hijos a orar y a sentir la presencia de Dios en sus vidas. A apreciar el milagro de estar vivo y el momento presente.
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Desafíos
Si en lugar de darles verdades absolutas les planteamos desafíos para que piensen, y cuestionen, estaremos fomentando sus capacidades para prestar atención, reflexionar o recapacitar y tomar decisiones. Si enseñamos a los niños a aceptar sin pensar, esa información no generará un cambio significativo en su cerebro. No lo preparará para analizar, estudiar las situaciones y elegir con conciencia. Anima a tus hijos a tener grandes sueños, metas y objetivos. Propicia la acción para que los hagan realidad, dentro de sus límites particulares. Con esto aprenderán que pueden lograr más de lo que creían posible.
Cuando los niños se acostumbran a pensar, a cuestionar la realidad y a buscar soluciones por sí mismos, desarrollan la valentía para enfrentar la vida desde una sana óptica. Enséñale a triunfar y tener éxito en la vida, sabiendo enfrentar los fracasos.
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Positivismo y asertividad en el manejo de sus emociones
Los hijos tienden a reflejar la conducta de sus padres, su hogar y familia. Muéstrales a través del ejemplo, una visión positiva de la vida, donde la aceptación de lo que no podemos cambiar y el agradecimiento de lo que somos y tenemos, juega un papel determinante, así como el perdón a nosotros mismos y a los demás.
Los hijos de madres deprimidas o apáticas muestran un mayor grado de agresividad, ansiedad y depresión, ya que muestran una pauta inusual de activación cerebral, relacionada con una menor incidencia de emociones positivas, expresan los expertos.
Hazlos conscientes de sus emociones y su influencia, en su calidad de vida y logro de objetivos. Mantente alerta para que puedas detectar las situaciones que detonan sentimientos negativos en ellos, ya que será de gran ayuda para enseñarles cómo enfrentarlas de una mejor manera. Se trata más de “Gestionar” que de “Controlar”, dado que las emociones en sí mismas no son malas, solo debemos aprender a sacar lo mejor de ellas y a utilizarlas adecuadamente.
Te invito a poner en práctica mecanismos que permitan a tus niños identificar sus emociones, reconocerlas y manejarlas. Puedes comenzar con la pregunta: ¿cómo te sientes hoy?
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El combo ganador
Disciplina – Constancia – Perseverancia. Fija la estructura de reglas de la casa, ajustada a sus capacidades, el cumplimiento de normas y horarios regulares le brinda serenidad emocional. Hay un tiempo para comer, dormir, estudiar y jugar.
Estimúlalos a trabajar desde la acción “constante, disciplinada y persistente”, para lograr sus objetivos y superar las adversidades, aprendiendo de ellas. La disciplina brinda fortaleza para enfrentar los desafíos de la vida y salir airosos.
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Respeto, honestidad y valores
Son vitales para una buena formación como seres humanos y personas de bien.
Los aprendizajes y vivencias experimentados durante la infancia y la adolescencia determinan en gran medida el rumbo del posterior desarrollo emocional y social de los niños.