“La presencia de conducta desafiante por oposición, o agresión social en niños, es la más estable de las psicopatologías infantiles a lo largo del desarrollo, y constituye el elemento predictor más significativo de un amplio conjunto de riesgos académicos y sociales negativos, que el resto de las otras formas de comportamiento infantil desviado.”
El trastorno oposicionista desafiante es una psicopatología que afecta aproximadamente a más del 10% de la población infanto-juvenil. En algunos casos los síntomas se atenúan con la edad, pero en otras ocasiones se recrudecen.
Algunos expertos sostienen que se origina con una actitud ineficaz por parte de los padres, seguida de dificultades con otras figuras de autoridad y malas relaciones con los compañeros. A medida que estas experiencias se exacerban y persisten, la conducta desafiante y oposicionista se transforma en un patrón.
La detección precoz y la utilización de herramientas efectivas de comunicación, de crianza, de resolución de conflictos y de control del enojo, pueden alterar el patrón de conductas negativas y disminuir las consecuencias negativas del trastorno en las relaciones interpersonales con los adultos y los compañeros, así como también en la adaptación en el ámbito escolar y social.
Consejos prácticos:
1. Presta atención a los comportamientos positivos y refuérzalos usando el elogio, el reconocimiento o el agradecimiento.
En muchas ocasiones los padres se centran en las conductas negativas, pero es muy importante focalizarse en todo lo positivo que realiza el niño. ¿Qué pensaríamos y cómo actuaríamos, si nunca nos alaban cuando hacemos algo positivo, sino que al contrario, nos recriminan constantemente ante los errores?. No olvides darle mucho amor y atención.
2. Trata de obviar ciertos comportamientos negativos.
A veces los gritos y el enfado actúan como reforzadores de las conductas que deseamos evitar. Por ende, siempre que sea posible y no se trate de un comportamiento imperdonable, es mejor hacer caso omiso de dicha conducta. De esta forma podrían extinguirse por sí solos, con el paso del tiempo.
3. Anticipa las situaciones problemáticas.
Si conocemos que existen momentos particularmente llenos de tensión, en los cuales el niño o adolescente suelen responder de manera negativa, la mejor opción es anticiparse a su respuesta y proponerle otra actividad u enfrentar de otra manera la situación.
4. Explícale cuáles son los comportamientos inaceptables y la razón de ello.
De esta manera el niño sabrá qué se espera exactamente de él. Muchos padres cometen el error de castigar a sus hijos, sin explicarles la razón y sin haberles dicho con anterioridad que no realizarán dicho hecho. Esto genera inseguridad y rencor.
5. Imparte órdenes, establece normas de forma eficaz y verifica su cumplimiento.
En muchas ocasiones se aprecia que detrás del trastorno oposicionista desafiante, se esconde un estilo educativo permisivo. El niño se percata inmediatamente de ello y asume el control, volviéndose dominante y manipulador. Ser constantes es un factor clave para poder eliminar las conductas oposicionistas.
6. Utiliza el castigo de forma asertiva.
En lugar de pegarle o gritarle, aplica un castigo que le sirva al niño para aprender una lección importante. Recuerda que la violencia genera más violencia, por lo que la agresión, ya sea en el plano físico o mental, nunca es la solución más adecuada.
7. Aplica el castigo adecuado, a la brevedad posible.
No esperes a que la conducta negativa se vuelva a repetir, debes atajarla en el momento en que tiene lugar. Además, recuerda que el castigo no debe ser proporcional al nivel de frustración que sientas, sino que debe adecuarse a la transgresión real. Aplicar castigos desproporcionados es tan negativo como no hacerlo.
8. Hazle notar las consecuencias específicas de su comportamiento.
El niño con trastorno oposicionista desafiante necesita normas, pero también debe saber cuáles son las consecuencias de su comportamiento. No te pierdas en elucubraciones sobre el futuro, simplemente hazle notar las consecuencias en el presente, en el aquí y en el ahora; desde aquellas que se manifiestan en el plano material, hasta los daños desde la perspectiva emocional.
Recuerda que debes consultar al médico, quien de ser necesario, prescribirá las terapias y tratamientos pertinentes.