En el mundo actual, la imagen ha adquirido una connotación tan importante que repercute en la mayoría de los aspectos de nuestra vida. Por ese motivo, si queremos dar una buena imagen a lo demás, primero tendremos que gustarnos a nosotros mismos. El primer paso, conocernos.
Hasta qué punto vivimos para gustar a los demás, o dicho de otra manera para ser aceptados. Para muchos, el vestir, la forma de hablar e incluso de comportarse está condicionada por la opinión de quienes los rodean, es decir, persiguen la inclusión en el grupo, aunque tengan que dejar de ser un poco, ellos mismos.
Son numerosas las personas que no están satisfechas con ellas mismas. No entienden que la satisfacción personal, está más ligada a la confianza y aceptación individual que a nuestro aspecto físico, situación económica, laboral o personal.
La regla de oro para gustar a los demás es gustarnos a nosotros antes que a nadie. Sin lugar a dudas, la imagen que los otros tienen de nosotros depende en gran medida de la propia. Por ello, a la hora de juzgar nuestro comportamiento y nuestro cuerpo debemos ser lo más objetivos posibles y por sobre todo, valorarnos y aceptarnos, como somos. Sin que esto quiera decir que no tratemos de ser mejores cada día y convertirnos en nuestra mejor versión.
Ninguna persona es perfecta y ahí radica la belleza individual. Esto quiere decir que todos tenemos defectos, pero también virtudes. Nuestro esfuerzo no debe centrarse en ocultar los primeros, sino en realzar las segundas.
Aprender a querernos a nosotros mismos, es un trabajo de toda la vida. Si no nos gustamos a nosotros mismos, aunque no nos demos cuenta, esa sensación de rechazo, de minusvalía, de falta de merecimiento, la trasmitimos en todas nuestras áreas de relación, sea esta social, familiar, laboral o amorosa.
Mírate al espejo y convéncete de que esa imagen depresiva, insegura y triste, no atrae a nadie. Se trata de una cuestión de falta de seguridad y autoestima. Hay 2 formas de mirarnos, una positiva y otra negativa. ¿Por qué colocar el acento en lo que nos falta o consideramos negativo? Mirar la vida positivamente no sólo mejorará nuestro estado de ánimo y elevará nuestras energías, sino también nos permitirá accesar a un amplio abanico de opciones a la hora de afrontar los escollos naturales de la vida.
Algunos tips de interés:
- Preocúpate por ti misma, lo cual no es un signo de egoísmo. El problema es que nos enseñaron a ser buenos pero no felices.
- Acéptate, gústate, quiérete. La felicidad empieza por uno mismo: si no te gusta cómo eres, es difícil que gustes a los demás; si no te quieres tú, difícilmente alguien te querrá.
- Los complejos desaparecen con la seguridad.
- A los problemas hay que mirarlos de cara y darles la importancia que tienen, ni más ni menos y sobre todo no engancharnos en ellos.
- Los enfados, el mal humor y mal carácter afean mucho más, que unos cuantos quilos.
- Acepta tus defectos, pero no hagas de ellos tu tarjeta de visita.
- La opinión de los demás es para tenerla en cuenta, no para hacerla propia.
- Se tolerante contigo, pero no te justifiques por todo.
- Vive y deja vivir. Puedes vivir tu vida como quieras, a tu manera, siempre que no hagas dañoa los demás. Del mismo modo, debes dejar vivir a los demás como quieran, si no te hacen daño a ti.
- Disfruta de las pequeñas cosas o detalles. La felicidad está en el día a día, en los momentos de paz en soledad, con tu pareja, con tus amigos o tu familia.
- Sé optimista, positivo y proactivo. Hay dos maneras de enfrentarse a la vida y la anterior es la correcta. Si eres pesimista, negativo y reactivo difícilmente serás feliz.
“Y de pronto llegará alguien que baile contigo aunque no le guste bailar y lo haga porque es contigo y nada más”.- Jorge Luis Borges