Al nacer, inhalamos; al morir, expiramos, y toda nuestra vida se sustenta en la respiración, hasta tal punto que respiramos de 15 a 20 veces por minuto. Podemos vivir cierta cantidad de días sin comer, beber o dormir, pero no se puede vivir sin respirar.
La respiración es la fuerza vital el hálito o aliento, lo que los yoguis de la India llamaron desde tiempos inmemoriales Prana o fuerza vital. La Prana se adquiere además, con la alimentación, el sueño y el descanso.
Tan importante es la respiración que los antiguos sabios de Oriente insistían en que es imprescindible aprender a respirar desde niños. Una respiración inadecuada irrita el sistema nervioso; mientras que una respiración correcta lo estabiliza.
Por lo general, muchas personas respiran de manera irregular y superficial, de manera casi espasmódica, y a menudo por la boca, cuando la nariz es la que ayuda a filtrar, entibiar y regular el aire frenando contenidos polutos y mejorando la purificación cerebral.
Hay que irse reeducando para respirar por la nariz más lenta y regularmente. La respiración está tan conectada con la mente y el sistema nervioso que si una persona se encuentra muy concentrada, la respiración se detiene un tiempo; si está agitada se acelera; si padece ansiedad, se entrecorta y se hace jadeante; si está tranquila y relajada se hace apacible.
Los yoguis han utilizado la respiración desde hace miles de años, ya sea para ejecutar ejercicios de control respiratorio (con la finalidad de incrementar la fortaleza corporal, vigorizar los tejidos pulmonares, activar la acción cardíaca, combatir la dispersión mental y el nerviosismo e incrementar los caudales energéticos) o como soporte de atención y concentración para la práctica de la meditación.
Para quienes practican la meditación, desean concentrarse o relajarse, pocas cosas hay más efectivas que los ejercicios de respiración. Con sólo unos minutos diarios, los beneficios son extraordinarios.
Ejercicios básicos de respiración:
- Respiración inferior o abdominal
Extendido sobre la espalda, sentado o de pie, inhala lentamente por la nariz y conduce el aire al vientre y el estómago, para después exhalar en el mismo tiempo aproximadamente, también por la nariz. Si se ejecuta bien esta respiración, al inhalar se dilata el estómago y al exhalar, vuelve a la posición de partida. Practica de 3 a 5 minutos.
- Respiración media o intercostal
Extendido sobre la espalda, sentado o de pie, inhala lentamente por la nariz y lleva el aire a la zona media del pecho, hacia los costados. Exhala después en el mismo tiempo también por la nariz. Si se realiza bien esta respiración, al inhalar se ensancha la zona media del pecho, que vuelve a la zona de partida al exhalar. Practica de 3 a 5 minutos.
- Respiración alta o clavicular
Extendido sobre la espalda, sentado o de pie, inspira con lentitud por la nariz para trasladar el aire a la zona más alta del pecho, hacia las clavículas. Exhálalo en el mismo tiempo por la nariz. Si se efectúa correctamente esta respiración, al inhalar se dilata todo el tórax, en tanto que el vientre desciende hacia la espina dorsal. Practica de 3 a 5 minutos.
Estos ejercicios también pueden ejecutarse, caminando por un parque, playa o bosque. Lo ideal es acostumbrarse a tomar tanto aire como se pueda, sin forzar, y a exhalarlo por completo. Así se renueva completamente y aumenta la capacidad pulmonar.
Asimismo, la respiración constituye uno de los enfoques más valiosos, para los practicantes de la meditación. En un estado relajado, dirigir la mente hacia la inhalación y exhalación, permite calmar la mente de manera efectiva.
Cuando te sientas con ansiedad o stress, enfócate en tu respiración y de manera consciente percibe que inhalas paz, tranquilidad y armonía; y exhala lo que te perturba o molesta.