El cambio es inevitable, es parte de nuestra evolución. No obstante, nos atemoriza porque la mayoría de las veces implica renuncia, desapego, situaciones con las que nos estamos dispuestos a lidiar o no sabemos cómo afrontar. Es entonces cuando podemos resistirnos o aprender a abrazarlo mientras liberamos con gracia el pasado.
Integra la emoción en lugar de evadirla
Cuando nos encontramos experimentando cualquier tipo de cambio en nuestras vidas, surge en nosotros un estado natural de tensión quizás a nivel físico, mental o emocional, que indica que tenemos cierto grado de resistencia. Es posible que en las primeras de cambio ni siquiera notemos este estado de tensión, sino hasta que nos hagamos conscientes de que nos sentimos ansiosos, de que estamos experimentando cambios de humor, o de que nos arropa un sentimiento de preocupación general producto del temor a lo desconocido.
Sin embargo, hay formas mucho más sanas y positivas de transitar a través del cambio sin rechazarlo, o de intentar negar que está sucediendo. Puesto que el cambio se producirá en casi todos los aspectos de nuestra vida a medida que vayamos transitando en ella, podemos anticiparnos desarrollando una respuesta positiva que abrace este cambio, teniendo presente que todo está en un proceso de expansión y renovación constante. De esta forma podrás adoptar una postura más flexible y una actitud más creativa ante los desafíos que la vida te presente.
Cambia el enfoque y reconoce lo positivo que hay en la situación
Una cosa que podemos hacer es cambiar nuestra perspectiva acerca de la situación, cambiando las etiquetas que usamos para identificar nuestras emociones. Si estamos sintiéndonos de algún modo ansiosos, podemos reinterpretar esa emoción como si fuera el incesante aleteo de las mariposas que llegan anunciando las buenas nuevas. Con este cambio de enfoque, comenzamos a conectarnos con el bien que está implícito en cada circunstancia y que se abre paso hacia nosotros.
Aunque sólo podamos imaginar las posibilidades, aunque solo podamos ver una pequeña parte del camino, cuando reconocemos que el bien está allí para nosotros, nos recargamos con la energía de la alegría anticipada y la incorporamos a lo que estamos experimentando, mientras que permitimos que las emociones y los sentimientos nos lleven hacia adelante, en lugar de paralizarnos.
Crea tu propio ritual para darle la bienvenida al cambio
También es posible hacer una ceremonia para permitirnos procesar nuestras emociones. Cada cultura ha creado ceremonias para ayudar a las personas a transitar de una fase de la vida a la siguiente, tal es el caso de las fiestas de graduación o de las bodas. En este caso podemos hacer una fiesta de despedida o de inauguración casi de forma automática para celebrar el cambio. Podemos quemar pensamientos escritos mientras miramos como el humo se los lleva lejos, sintiendo una especie de liberación por ello, o podemos darle la bienvenida a los nuevos esfuerzos plantando flores o árboles. No importa cuál sea el ritual o la celebración que escojamos, lo importante es acoger el cambio de una manera positiva.
Practica la aceptación
Sin embargo, a veces cambiar de un estado de negación a uno de aceptación, es todo lo que se necesita para aliviar nuestra ansiedad, lo que nos permite llevar con nosotros nuestras memorias sin experimentar dolor, a medida que nos movemos del nerviosismo a la alegría por las cosas buenas que están por venir. Si les das su tiempo y espacio en tu vida, tarde o temprano comprenderás que el cambio ha sido para tu bien.
¡Suelta la resistencia y permítele al Universo hacer su magia!
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