Hay madres que no dejan crecer emocionalmente a sus hijos por el exceso de cariño dañino y la sobreprotección que les brindan. Son madres que carecen de vida propia, que su vida gira alrededor de sus hijos, sienten que sus hijos son la continuación de ellas y que les pertenecen tengan la edad que tengan. No los ven como seres que han de crecer física y emocionalmente, que se han de independizar cuando lleguen a la edad adulta, que no las van a necesitar, que dejarán de ser su centro emocional.
Las madres posesivas impiden que sus hijos crezcan emocionalmente sanos. Sus excesivos cuidados neuróticos propician que los hijos sean débiles emocionalmente, huyan de cualquier problema que les angustie en lugar de buscar soluciones, actúen sin reflexionar mucho, mamá ya lo hará por mí, su inseguridad les lleva a ser autoritarios, de esta manera tengo razón , de sus equivocaciones nunca son culpables, la culpa siempre es de los demás o de las circunstancias. Estos hijos serán personas dependientes.
Sobreproteger a los hijos al grado de asfixiarlos psicológicamente, genera hijos infelices, inmaduros y dependientes.
Características de las madres posesivas
- Procura por todos los medios posibles, lícitos e ilícitos, que sus hijos hagan lo que ella desea. No acepta oposición. Manipula, llora, amenaza o pide compasión, con tal que sus hijos actúen de acuerdo a su voluntad.
- Prohíbe la expresión de sentimientos que supongan algo distinto a lo que ella considera bueno, en ese sentido, es emocionalmente invasiva al «dirigir» la respuesta emocional de sus hijos por el carril que ella supone correcto.
- De manera consciente o inconsciente, busca la forma que sus hijos la necesiten. Para que eso se logre sus hijos tienen que de alguna forma estar indefensos o tienen que ser protegidos. Lo que busca es protegerlos y cuidarlos, en otras palabras, dejarlos en situación permanente de dependencia.
- Uno de sus temores es que sus hijos quieran hacer su propia vida, lo que ella considera un acto de rebeldía o de desagradecimiento de parte de sus vástagos. Eso puede durar toda la vida, incluyendo la etapa de adultos. Es la no aceptación del crecimiento de los hijos.
- Debido a su inseguridad, uno de sus miedos más genuinos es que sus hijos amen a otras personas, por eso protagoniza episodios de celos abiertos o encubiertos. Ve con terror la independencia emocional de sus hijos y se convierte en enemiga de ello. En este caso, habría una castración del desarrollo libre del amor y de las emociones.
A estas madres se les califica como «sobreprotectoras», «controladoras», «manipuladoras», «chantajistas» o «asfixiantes», todas expresiones que de un modo u otro reflejan que se está ante la presencia de una persona con un serio problema afectivo.
Es evidente que este fenómeno se da especialmente entre madres que por una razón u otra tienen que criar hijos solas. Madres solteras, viudas o divorciadas. No obstante, el fenómeno se da también en mujeres casadas y con pareja estable.
En esos casos, son madres con mucha fuerza que monopolizan la relación de pareja y terminan haciendo su voluntad, no sólo en la vida de sus hijos, sino también con sus cónyuges o parejas sentimentales.