La familia es la organización más importante y valiosa para el desarrollo psicológico y social del ser humano. Se puede conformar por vínculos consanguíneos o por un vínculo constituido legalmente y reconocido socialmente, como es el matrimonio o la adopción. Sin embargo, no todas las relaciones familiares se sustentan en el amor, respeto, paz, armonía y apoyo.
Si nuestra autoestima es baja, permitimos que sean otras personas y situaciones las que determinen nuestro estado de ánimo y además tomen decisiones que nos competen. Frases como estas: “no tuve opción y me deje llevar…” o “siempre me han dicho que no puedo…”, “nadie me explico esto…”, corresponden a personas que desarrollan el papel o síndrome de víctimas, que eligen no sentirse culpables ni responsables de sus acciones y culpan de todos sus males a todo aquello que les rodea; llámese destino, mala suerte, u otra persona.
Debemos empoderarnos, trabajar nuestra autoestima, incrementar nuestro amor propio, decidir en el presente lo que queremos que nos suceda y dar los pasos para lograrlo. No podemos ser marionetas de personas, ni de la vida, aun cuando estén involucrados nuestros familiares.
¿Qué hacer si algún integrante de tu familia es tóxico y te maltrata verbalmente o causa daño?
La sociedad actual establece que la familia constituye un vínculo afectivo que debemos respetar y alimentar con afecto. Pero no siempre puede ser así. En muchos casos uno o más integrantes de la familia son tóxicos; generando un fuerte daño, con gran impacto en la autoestima y salud mental y emocional del individuo a quien va dirigida la acción.
Según Alexander Rodríguez Bustamante, coordinador de la especialización en Terapia Familiar de la Universidad Católica Luis Amigó de Medellín, “un núcleo familiar es tóxico cuando hay una dinámica entre los miembros que daña las relaciones significativas: no hay comunicación; no hay demostraciones de afecto, pero sí de hostilidad, peleas, comentarios que menosprecian a otros miembros de la familia, que causan estrés constante”.
Añade, la doctora María Elena López, Psicóloga familiar, “mantener indefinidamente relaciones negativas en la familia está relacionado con la aparición de ciertas psicopatologías asociadas a tener que lidiar con altas dosis de presión y estrés. También puede causar episodios de depresión”.
Por su parte, el psicólogo argentino Bernardo Stamateas, autor de los libros “Gente Tóxica” y “Más Gente Tóxica” a la pregunta ¿Cuáles serían los principales rasgos que definen a las personas tóxicas?, responde: “Como explico en mi libro “Más gente tóxica”, todo ser humano posee algún rasgo tóxico, lo que equivale a una área inmadura de su personalidad. Lo cierto es que todos venimos “fallados de fábrica”. La diferencia con el tóxico es que para este último no se trata de una característica sino de una forma de vivir, pensar y actuar. Ser tóxico es una manera de funcionar. Otra diferencia importante es que la mayoría de la gente intenta mejorar sus rasgos negativos (para lo cual los percibe primero); mientras que el tóxico no los reconoce, los niega, y elige echarles la culpa a los demás de sus problemas. Esa actitud no hace más que robar la energía ajena”.
Reflejan en ti su malestar por la vida. En lugar de apreciar tus logros y agradecer lo que haces con amor y dedicación por ellos, se enfocan en criticarte de manera reiterada, señalando faltas y errores que encuentran en todo o casi todo lo que haces.
Emiten juicios negativos casi permanentemente. Tú sabrás cuando sus críticas te ayudan o sólo son para hacerte sentir mal. Pareciese que no pudiesen comunicarse contigo sino a través del juicio negativo de tus actos y modo de actuar.
Abusan de tu buena fe. Se sienten merecedores de todo lo que haces por ellos, aunque te maltraten aun verbalmente. De manera indirecta hacen que te veas obligado a complacerlos en todo, y absorben toda tu energía positiva.
Se aprovechan de tus debilidades. Las usan contra ti especialmente cuando discuten.
Te responsabilizan por sus fracasos. ¿Tienes algún familiar que depende económicamente y/o emocionalmente de ti? Hay muchas probabilidades de que con el tiempo, no tengas vida propia, pues vives para complacerlo. El desgaste para ti será infinito y nunca estará contento.
Su comportamiento hacia ti no es constante. Un día, ellos te tratarán muy bien, pero otros días son insensibles hacia ti y tendrán una conducta verbal agresiva. Desconocen tu derecho a vivir en armonía y feliz.
En algunos casos, los familiares se “asocian” en contra de otro miembro de la familia y lo agreden, desvalorizan y excluyen de decisiones familiares.
Los especialistas coinciden en que es arduo y complicado el trabajo para lidiar con familiares tóxicos, en razón a los sentimientos involucrados, así como a las creencias y paradigmas acerca de la familia como núcleo principal de la sociedad. No es sencillo distanciarte de un familiar, hay muchas emociones y lazos, y por supuesto, removerá la estructura básica de tu vida. De no hacerlo, mantendrás esa base intacta, a cambio de la pérdida de tu estabilidad mental y emocional. Hay técnicas para hacer más llevadera o soportable estas relaciones, incluyen cierto grado de alejamiento. Sin embargo, en muchos casos, la mejor solución es distanciarse de manera definitiva de ese miembro familiar tóxico.
Si nada funciona, entonces “sacarlos” de tu vida es un paso necesario que debes dar. Las familias deben estar ahí para brindar amor, apoyo, respeto y estímulo al logro de objetivos. Cuando nuestros familiares no nos valoran, y nos lastiman, perdemos la paz y disminuye significativamente nuestra autoestima.
El círculo tóxico
Ocurre con frecuencia que al confrontar al familiar tóxico, este argumentará que tú eres el culpable, dado que tu conducta negativa constituye la razón por la cual se comporta de ese modo. Se hará la víctima y te hará sentir culpable, comenzando de nuevo el mismo circulo de comportamiento abusivo. Es un patrón que se repetirá, hasta que tomes la decisión de “VIVIR” y sigas la ruta que te lleva a ti mismo como el ser valioso que eres, merecedor de ser feliz y disfrutar de la vida.
Cabe resaltar que cuando el familiar tóxico es uno de los padres o ambos, resulta difícil aceptar que muy probablemente no van a cambiar, así como disminuir o eliminar el contacto con ellos. En muchos casos es la mejor, más sana y justa decisión, pero necesitarás mucha fortaleza y apoyo, para que esa decisión te permita sentir la paz que mereces. Pero debes hacerlo, si la situación lo amerita.