Llevar un día en paz, uno a la vez es la clave para mantenernos cada vez más cerca de nuestro poder interior. Sé que no es fácil, día a día los miles de pensamientos llenan nuestra vida y hacen que no estemos tranquilos. Igualmente, miles de cosas inesperadas pueden ocurrir que te pueden sacar de tu balance.
Alguien decía que tu avance espiritual se podía notar en qué tanto o tan poco te dejas mover, irritar y llevar por las situaciones de la vida. Para mí, este es un muy buen indicador y lo aplico en mi vida.
Observo mi vida y mis reacciones al respecto: ¿Qué tanto me dejo llevar por el mal genio? ¿Qué tanto agrando las cosas que realmente no tienen importancia real? ¿Qué tanto me acelero y entro en un estrés sin fin? ¿Qué tanto me define el pasado mi vida? ¿Qué tanto me frustro al pensar en mis sueños? ¿Qué tanto me agarro de todo y no me permito fluir?
Estamos aquí en un ejercicio del día a día, del aprender a confiar, del aprender que la vida tiene una sabiduría muy grande y realmente está llena de armonía, si nos lo permitimos.
Observa tu día, como vas por él. Cuestiónate: ¿vas en paz o vas en guerra?
¿Vas por la vida en confianza y tranquilidad, en amor y plenitud? o vas con el armazón de la desconfianza dispuesto a hacer tu voluntad y derribar todo lo que cruce por tu camino.
Hoy te quiero invitar a que te quites ese armazón cada vez que puedas y lo cambies por las vestiduras ligeras de la paz. Hoy te quiero invitar a que esas vestiduras sean las vestiduras de la confianza, de la tranquilidad, de la alegría, de la tranquilidad.
El armazón es pesado y a su vez es una mentira pues en el fondo se esconde alguien en miedo que no se permite mostrarse tal cual es. Las vestiduras son ligeras y te dejan ver en todo tu esplendor. Allí irradias luz e iluminas tu vida y la vida de los demás.
QUÉ SIGNIFICA VIVIR EN PAZ
Para mí, vivir en paz significa:
UNO: CONFIAR
Confiar en que todo va por el camino correcto y que seguramente cuando deba cambiar recibirás las instrucciones necesarias para hacerlo.
Confiar en que hay una sabiduría más grande operando aquí que tu con tus ideas.
Confiar que quien te trajo aquí te cuidará y te proveerá. Confiar, es la clave principal para vivir en paz.
DOS: HACER DE LA PAZ TU PRIORIDAD
Recuérdalo siempre, tú eres el dueño de tus reacciones.
Afuera el mundo cambia, sube, baja, etc. Si te dejas llevar por ese mundo cambiante no tendrás tranquilidad. Si alguien te dice algo, si alguien no aprueba quién eres, si se derramó la leche en la cocina, si se rompió el plato, si se averió algo en tu casa, si enfermaste, si perdiste tu empleo, si alguien te dejó. Todo puede pasar, el mundo es cambiante. Sin embargo, ante cualquier situación tienes el poder de tu reacción. Tú estás a cargo de ello.
Con esto no te quiero decir que no te desahogues, que no dejes salir tu frustración o tu tristeza. Todo lo contrario, déjala salir en una manera saludable, que se vaya. Pero no te quedes cogido de ello, no te agarres allí y lo agrandes más y más. Permítele su ciclo de nacer crecer y morir. Suelta y deja ir.
Pregúntate frecuentemente: ¿Deseo ser feliz o tener la razón?
Cuantos argumentos te ahorrarías, cuantos disgustos eliminarías de tu vida, cuantas sonrisas sacarías si le pones un poco más de humor a las situaciones y las dejas fluir…no pasa nada. Es tu cabeza la que con frecuencia quiere tener la razón, sentirse ganadora, pero en realidad tu corazón no quiere ser ganador, tu corazón solo quiere ser feliz y estar en paz.
TRES: SOLTAR LOS APEGOS
Este es un tema muy extenso, pero aquí quiero dejártelo nuevamente. Cuando no te apegas, sabes que el mundo es cambiante, que todo está sujeto al cambio. Sabiendo esto, te permites disfrutar de tu vida sin esperar resultados, sin querer acaparar.
¿Te das cuenta como la confianza también interviene aquí? Haces tus tareas diarias porque son parte de tu momento, de tu ahora, y respondes a ellas, con amor y dedicación, y es allí donde debes entregar todo tu ser sin apegarte a un resultado. Como dice Bhagavadgita:
«Actúa sin apegos y realiza el trabajo que debas hacer, pues el hombre cuyo trabajo es puro obtiene sin duda lo Supremo».
CUATRO: ACALLAR TU MENTE
Esto no significa que tu mente este al 100% en silencio, esto es maravilloso si así es, pero el beneficio más grande de acallar tu mente es conocerla. Cuando la comienzas a conocer sabes que no todo lo que te dice es verdad, que ha sido un computador que ha recogido información a lo largo de tu vida y actúa acorde, pero que tú ya no te dejas llevar por lo que dice y no tomas todo lo que te dice como verdad.
Entonces, cuando tu cabeza con sus viejos programas busque que te irrites fácilmente, sacándote el programa de historias del por qué todos están contra ti, el por qué nada te funciona, entonces, te darás cuenta que es un Viejo programa que aun esta activo por allí. Decide en ese momento, que tú eres quien lleva el control, no tu computadora, que tú eres el dueño de tu paz y actúa acorde.
Al vigilar nuestra mente la conocemos mejor, en otras palabras, habitamos nuestra casa y ya somos quienes estamos tomando el control de nuestras reacciones.
Así que vigila tu mente, comienza a meditar, si no lo has hecho baja ahora la meditación que está en mi sitio web. Entra en calma y sobre todo reconoce que tú no eres lo que tu piensas.
UN CUENTO SOBRE NUESTRA PAZ INTERIOR
Había una vez un Rey que ofreció un gran premio a aquel artista que pudiera captar en una pintura la paz perfecta.
Muchos artistas lo intentaron, el rey observó y admiró todas las pinturas, pero solamente hubo dos que a él realmente le gustaron y tuvo que escoger entre ellas.
La primera era un lago muy tranquilo. Este lago era un espejo perfecto donde se reflejaban unas plácidas montañas que lo rodeaban. Sobre estas se encontraba un cielo muy azul con tenues nubes blancas. Todos quienes miraron esta pintura pensaron que esta reflejaba la paz perfecta.
La segunda pintura también tenía montañas, pero estas eran escabrosas y descubiertas. Sobre ellas había un cielo furioso del cual caía un impetuoso aguacero con rayos y truenos. Montaña abajo parecía retumbar un espumoso torrente de agua. En todo esto no se revelaba nada pacífico.
Pero cuando el Rey observó cuidadosamente, observó que tras la cascada había un delicado arbusto creciendo en una grieta de la roca. En este arbusto se encontraba un nido. Allí, en medio del rugir de la violenta caída de agua, estaba sentado plácidamente un pajarito en el medio de su nido…
Sin dudarlo el Rey escogió esta pintura y explicó:
«Paz no significa estar en un lugar sin ruidos, sin problemas, sin trabajo duro o sin dolor. Paz significa que, a pesar de estar en medio de todas estas cosas, exista calma y serenidad dentro de nuestro corazón. Este es el verdadero significado de la paz.”