Constituye un principio de vida: “Algunas personas llegan a nuestra vida como bendiciones y otras como lecciones”.
Todas las personas con las cuales interactuamos, llegan a nuestras vidas porque de alguna manera las atraemos: unas nos traen bendiciones, recuerdos gratos o bellos aprendizajes y otras nos traen lecciones. Lo que sucede es que la vida es una excelente y responsable maestra, si no aprendemos la lección a la primera, nos la repite tantas veces, cuantas sean necesarias hasta que aprendamos.
Si de manera sincera y con detenimiento analizamos nuestro pasado, con mucha seguridad encontraremos situaciones que se reiteran y no son gratas. A veces se nos repite el mismo tipo de relación laboral-jefe, o el mismo tipo de pareja o de situaciones con amigos o personas de nuestro entorno. Nos cuesta admitirlo pero esas repeticiones obedecen a que con certeza no hemos aprendido la lección. A veces tardamos años en darnos cuenta o nunca llegamos a hacerlo. Por ello, debemos trabajar en nosotros mismos para descubrirnos y aplicar los correctivos pertinentes. Podemos descubrir en algunos casos, que la raíz de todo, es nuestra muy baja autoestima.
“El verdadero buscador crece y aprende, y descubre que siempre es el principal responsable de lo que sucede”. –Jorge Bucay.