«¿POR QUÉ CREO TANTO EN LA MUJER? En los últimos 3000 años los hombres hemos hecho más de 5000 guerras, como si la tarea del hombre fuera matar a su hermano… La respuesta a esa matanza inútil que dio la MUJER fue: ¡SEGUIR DANDO VIDA! Por eso estamos acá. Entonces los hombres matamos, las mujeres traen vida: eso es AMOR. Nosotros somos jardineros, ELLAS SON EL JARDÍN. Por eso van a tener el PODER y cuando tengan el poder la sociedad va a ser más HUMANA»… «La mujer triunfa por HEMBRA, no por competir con el hombre, porque SE ENTREGA A LA VIDA»
FACUNDO CABRAL sembrando en mi cabeza y en mi corazón, ¡siempre!
Esta frase me remonta a mi artículo anterior, “Energía Femenina y Masculina en un solo ser”. Les comente allí, que a mi entender, en una sociedad siempre debe haber un equilibrio de energías femenina y masculina. Que la primera se expresa en intuición, gestación, amor, paz, receptividad y que la última, en cambio refiere a la acción, la guerra, la mente, el impulso.
A lo largo de la historia hemos cedido un gran espacio como sociedad a la energía masculina y ha perdido fuerza su energía opuesta-complementaria. De esta manera, hemos quedado envueltos en un juego belicoso, egoísta, impulsivo que pareciera que no existiera el botón para pausarlo. Entre guerras, mercancías, comercio, individualismo y demás frialdades la sociedad ha eclosionado hacia uno de sus polos; dejando a un lado, olvidando y sometiendo a la energía femenina.
Este polo está caracterizado por el planeta Marte, porque él junto con el Sol, rigen la energía masculina. Por ende a este extremo lo caracteriza el fuego, la guerra, la acción, el impulso ciego, egoísta. De esta manera, es sumamente necesario que la energía femenina tome fuerzas para contrarrestar este desequilibrio. Ya que esta última está regida por la Luna y por Venus, que le imprimen valoración, tranquilidad, intuición, gestación para sostener los distintos procesos sociales.
Pareciera que el hombre, no solamente ha menospreciado su propia energía femenina (porque somos el complemento de ambas) sino que también ha sometido a la mujer. Hemos crecido sosteniendo mentiras, entendiendo que es fragilidad emocionarse, sentir, llorar (para cualquier género); cuando ello solo es naturalidad y puede llegar a ser talento cuando te permite empatizar con otros, sentirlos y sentirte, cuando te permite ser, ser humano en común unión con los demás.
“El hombre sin su virilidad o su erección no es hombre”, ¿verdad? esto dice la sociedad patriarcal y el hombre tiene que demostrar su hombría, para esto la mujer debe someterse. Si un hombre pierde “hombría” pierde erecciones porque su autoestima lo es todo, pero la mujer puede fingir, nada la delata! Es natural que ambos no siempre posean el control de su sexualidad, porque somos humanos y somos seres sintientes, es natural que el hombre demuestre su energía femenina, la acepte y sume a su energía masculina la capacidad de sentir, de intuir, de gestar.
Como sociedad debemos reconciliar ambas energías para avanzar juntos, para construir en paz. Debemos dar lugar a la femineidad y todos sus talentos para que complemente y sume a lo ya construido.
¿Para qué sirve la economía si no es para ponerla al servicio de todos los hombres? ¿Para qué sirven los talentos si no son para compartir? ¿Para qué sirve la cabeza si no es para ponerla al servicio del corazón? ¿Para qué sirve lo masculino si no es para complementarlo con lo femenino?