En estos días donde lo externo nos tienta a llevarnos por caminos oscuros, detengámonos por un momento. Nunca podremos actuar racionalmente sintiendo sentimientos irracionales. Estos últimos son naturales y humanos pero a quien acaban interna y externamente es a quien los padece.
Si sientes emociones que te están drenando busca la mejor manera posible de aliviarlas pero no las niegues. El duelo es un estado natural de todos los seres humanos. Requiere un tiempo que no esta determinado por el calendario sino mas bien por tu animo interno de sobrepasar lo que te pasa. Recuerda siempre que esas emociones no expresadas pueden hacerte daño a nivel interno ya que con el enojo, la rabia y el estrés vas generando una serie de reacciones químicas que inevitablemente resienten tu salud.
Cuando sientas que todo lo que pasa afuera esta impidiendo tu desarrollo normal, se hace necesario que te tomes un descanso de las noticias o de lo qué pasa y que principalmente cuando lo hagas no te sientas culpable por hacerlo. Esto no te hace indiferente sino sencillamente es una manera de cuidarte tú primero para poder brindar al otro (padres, hijos, esposos, amigos) tu mejor versión.
Si estas dispuesta a tomarte la pausa te recomiendo lo siguiente:
Respira: varias veces, con profundidad para limpiar toda emoción que se sienta pesada y que no contribuya a ver con un poco más de claridad lo qué pasa.
Ten paciencia: contigo y los demás. Todos estamos viviendo procesos que nos retan y pueden llegar a sacar lo » lo peor» de nosotros. Recuerda que aunque lo que sientes quizás es justo, no permitas que seas dominado por sentimiento de odio, venganza y tristeza. Es bueno recordarte que tú no eres tus emociones. Estas son una parte de tu ser y como son subjetivas siempre podemos modificarlas a nuestro favor ya que somos seres con toda la capacidad de ver los aprendizajes que nos dejan estos contrastes.
Descansa: una siesta o una noche de sueño reparador te hará sentir menos predispuesta y sensible. Si no logras relajarte, ayúdate con un té que te calme y trata (en lo posible) de desconectarte del teléfono y de lo que te esté creando la ansiedad.
Todos tenemos nuestras heridas en menor o mayor grado. El que hacer con ellas es el reto que se nos presenta y solo podemos con el paso del tiempo asumir esta labor para nuestro bienestar. No dejes que los acontecimientos no gratos te cambien y amarguen tu existencia por mucho tiempo. La decisión para dar este paso es tuya.
Hoy te quiero invitar a que no te sientas mal por sentirte “mal”. Eres humano sobre todas las cosas. Recuerda siempre: TODO PASA.