Nuestros pensamientos y emociones crean la realidad que experimentamos, todo el tiempo: vemos lo que pensamos. Por eso es fundamental mantenernos alertas y presentes cuando observamos que estamos sosteniendo una actitud limitante, un patrón negativo, excusas, fantasías asociadas al miedo, y volver a enfocar la atención hacia lo que realmente queremos.
Es decir, volver a elegir los pensamientos y ponerlos en coherencia con lo que deseamos sentir, cambiando la emoción y nuestro estado mental. Aquello en lo que nos enfocamos se hace parte de nuestra experiencia, «donde la atención va, la energía fluye».
¿Qué otra actitud podría tener? ¿Qué es lo que realmente quiero sentir?
Con estas preguntas comenzamos a desactivar las ideas limitantes. Simplemente, recordemos que contamos con los recursos en nuestro interior para avanzar con éxito en lo que la vida nos presenta. Poner en práctica la voluntad, ser proactivos y emprendedores, es tomar la decisión de ir más allá de las circunstancias cuando nuestros ojos vean límites, grandes desafíos o problemas difíciles.
Las emociones positivas como el coraje, la gratitud, la aceptación o la flexibilidad pueden ser la llave para un funcionamiento óptimo, ya que se ha demostrado científicamente que incrementan la flexibilidad cognitiva y la creatividad, facilitan la resolución de problemas de manera efectiva y promueven la generosidad, el servicio y la cooperación. Más sencillo, cuando estamos en calma podemos escuchar al corazón, discernir y actuar con inteligencia.
Sí, ¡tomar acción! práctica, práctica y… ¡más práctica!, para instalar esta nueva forma de pensar y actuar; de manera que cada vez resulte más natural decidir desde ese mentalidad.
Este es un verdadero cambio a la maestría emocional.
Es el momento de asumir nuestro poder, hagámoslo hoy. ¡Ahora!