La viudez es un momento “visagra” en la vida de toda persona. El hecho de no tener cerca a ese compañero que estaba a nuestro lado, nos deja desamparados y a la sensación de tristeza por la partida, se añade la sensación de confusión. La sensación de no estar seguros de qué hacer ahora que estamos solos.
La realidad es que la sensación de seguridad y contención se acaba cuando se llega a la viudez. De repente, nos encontramos solos para decidir y para hacer las cosas que normalmente hacíamos de a dos. Esta situación nos da una sensación no solo de soledad, sino de confusión.
¿Cómo haré para apreciar la vida y vivirla ahora que soy uno y no dos?
Por lo general, el matrimonio nos fusiona, los casados se vuelven un equipo. La muerte, cuando llega, separa ese equipo. Y aunque es algo natural de la vida, no por eso deja de doler. Sin embargo, la viudez también es una oportunidad para recobrarnos a nosotros mismos por completo y, si nos animamos a dar esos primeros pasos, comenzamos a descubrir o redescubrir nuestro propio yo.
Tomamos nuevas decisiones, a veces simples, otras más profundas. Los caminos tomados pueden ser infinitos, porque dependen de la personalidad de cada uno. Sin embargo, lo importante es dar esos primeros pasos y tener fe de que pronto estas sensaciones pasarán, y que poco a poco podremos apreciar la vida, y redescubrirnos, tomando nuevas decisiones y reconstruyendo nuestra vida una vez más.
Rescata tu felicidad. Reconstruye tu propio ser.