Un adecuado nivel de autoestima es la base de la salud mental y física del organismo. El concepto que tenemos de nuestras capacidades y nuestro potencial, no se basa sólo en nuestra forma de ser, sino también en nuestras experiencias a lo largo de la vida. Lo que nos ha pasado, las relaciones que hemos tenido con los demás, y las sensaciones que hemos experimentado.
La actividad física es una excelente manera de aumentar nuestra autoestima. La imagen corporal suele tener un impacto muy importante sobre la misma.
Cuando hacemos ejercicio físico nos sentimos muy bien con nosotros mismos. La persona que hace ejercicio se ve y se siente mejor, debido a que la actividad física contribuye con una imagen saludable lo cual lleva a la aceptación de nuestro cuerpo.
Existen muchas maneras de incluir el ejercicio en nuestra rutina. Algunas personas prefieren practicar algún deporte, otras asistir a un gimnasio y realizar ejercicios aeróbicos o anaeróbicos como las pesas, y otras eligen caminar o trotar. Cualesquiera que escojas, no solo tendrá incidencia en tu imagen corporal, sino también en tu actitud y en tu salud mental, además de mejorar tu autoestima, al generar sentimientos de aceptación y bienestar hacia ti mismo.
Practicar alguna actividad física en forma regular, por lo menos 35 minutos de 4 a 5 veces a la semana, genera los siguientes beneficios:
A nivel mental, eleva la autoestima de manera importante, aumenta la producción de serotonina en el cerebro, con lo que se agudiza las funciones intelectuales, y mejora el estado de ánimo, contribuye a incrementar la fuerza de voluntad, la disciplina, la perseverancia y el autocontrol; disminuye el stress, la ansiedad, la agresividad y la depresión. Estimula la creatividad y, la capacidad afectiva. Influye positivamente en nuestra actitud, y en nuestro carácter.
A nivel físico, fortalece el sistema inmunológico, previene o retrasa la aparición de enfermedades, sobre todo las cardiovasculares, fortalece músculos y huesos, aumentando la densidad ósea, previniendo la osteoporosis, ayuda a mantener la estructura y función de las articulaciones. Ayuda a controlar la obesidad, mejora la digestión regulando el ritmo intestinal. El ejercicio fortalece el corazón, activa la circulación sanguínea, incrementa la elasticidad de los vasos sanguíneos, se oxigena mejor el organismo y las sustancias nutritivas se aprovechan mejor. Ayuda a eliminar toxinas del organismo a través del sudor. Aumenta las defensas. Mejora el perfil de los lípidos en la sangre, reduce los triglicéridos y aumenta el colesterol HDL, conocido como colesterol bueno. Mejora la piel. Disminuye la celulitis. Entre otros.
Es muy importante, que elijamos un tipo de ejercicio que disfrutemos, ya que se trata no solamente de cuidar nuestra salud física, sino también la mental; elevando nuestra autoestima, sintiéndonos bien con nosotros mismos, porque nos estamos cuidando, nos estamos dedicando tiempo y atención.
En efecto, por lo general cuando realizamos ejercicios, sentimos la necesidad de velar por nuestra alimentación y apariencia general, lo cual se traduce en amor hacia nosotros mismos y por ende en bienestar general.
Por último para reflexionar:
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- “La falta de actividad destruye la buena condición de todo ser humano, mientras que el movimiento físico lo conserva”. Platón.
- “Los que piensan que no tienen tiempo para el ejercicio físico, tarde o temprano encontrarán tiempo para la enfermedad”. Edward Stanley.
- «Los logros productivos son una consecuencia y expresión de salud y autoestima». Nathaniel Branden.
- “La falta de actividad destruye la buena condición de todo ser humano, mientras que el movimiento físico lo conserva”. Platón.
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¡Anímate a moverte!. Te sentirás como nuevo, todo tu cuerpo vibrará con una nueva energía. ¡Empieza ya!
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