Muchas personas suelen considerar a la “Autoestima”, como un valor utópico, vinculado a personas a quienes podría aplicárseles la expresión “comeflor”. En Venezuela, se les dice “comeflor” a aquellas personas que parecen estar alejadas de la realidad generalmente aceptada, que viven soñando con un mundo perfecto, de total ternura, caridad, compasión y sin ninguna malicia.
Con el tiempo he aprendido que por el contrario, la autoestima es un valor absolutamente real, y vital para nuestro sano desarrollo en todas las áreas de la vida, sin excepción. Me viene a la mente una frase que escuche de un gran motivador que expresaba: “Nos enseñaron a ser buenos, pero no felices”.
Ahora bien, el desarrollo del ser humano ha puesto de manifiesto la concepción unitaria, según la cual somos cuerpo, mente, emociones y espíritu. En efecto, en muchas partes del mundo, ya existen desde hace muchos años atrás, escuelas en las cuales se les enseña a los niños a manejar sus emociones a través de juegos especialmente diseñados para ello, a los fines de desarrollar una sana inteligencia emocional.
Este fenómeno también ha tocado a la India. A este respecto, les comparto el link de un interesante video publicado por el Foro Económico Mundial en YouTube, que muestra la construcción de una escuela de la felicidad, que abrirá sus puertas en el año 2020. Sus fundadores advierten que “enseñar a los niños a ser felices debe ser el principal objetivo de todo colegio” y la educación tradicional pasa por alto la felicidad personal y la inteligencia emocional.
En el ámbito de lo expresando anteriormente, que muestra la importancia del manejo de las emociones y de ser felices, sin duda el pilar fundamental es la autoestima entendida como la alta valoración personal que hacemos sobre nosotros mismos y que nos hace sentir capaces de enfrentar los retos inherentes a la vida y a la vez, sentirnos empoderados y merecedores de toda la abundancia y prosperidad que Dios creo para nosotros.
Cabe resaltar, que debemos añadir a esta noción de “Autoestima”, el concepto de “individualidad”, y me permito ampliarles este punto, a través de un texto que leí en un chat y cuyo autor desconozco, pero me pareció realmente excelente, textualmente señala:
Cada quien tiene su tiempo
“No pasa nada, así es la vida.
Alguien se graduó a los 22, pero solo consiguió trabajo a los 27.
Alguien ya tenía un postgrado a los 25, pero murió a los 50.
Mientras que otro se graduó a los 50 y vivió hasta los 90.
Hay alguien que está todavía soltero, mientras que otro que estudió la secundaria con él, ya es abuelo.
Hay quienes tienen pareja y aman a otra.
Hay quienes se aman y no son nada.
Obama se retiró a los 55 años y Trump empezó a los 70.
Todos en este mundo viven de acuerdo a su propio tiempo.
Las personas que te rodean pueden parecer ir delante de ti, y algunos parecen ir detrás de ti.
Pero todos están corriendo su propia carrera en su propio tiempo.
No los envidies, están en su vida y tú estás en la tuya.
Así que relájate.
Nos has llegado tarde. No has llegado temprano.
Estás justo a tiempo, ni adelantado ni atrasado.
Sólo estás, así que vive, baila al ritmo de la vida, no te pierdas esa melodía que es la tuya”.
La sociedad actual tiende a ejercer mucha presión, ya que pareciese que no concibe el concepto de “individualidad”, quiere encasillarnos a todos por igual y cada uno de nosotros somos seres únicos e irrepetibles.
Por eso te invito a revisar y desarrollar tu autoestima desde tu identidad propia, desde quien eres. No comparada con los parámetros generales aceptados por la sociedad. No tienes que casarte, ni tener 2 hijos, ni tienen que ser varón y hembra, ni tienes que hablar 2 idiomas o 3, etc….etc….etc.
“La autoestima permite a las personas enfrentarse a la vida con mayor confianza, benevolencia y optimismo, y por consiguiente alcanzar más fácilmente sus objetivos y auto-realizarse”.
“El amor a los demás y el amor a nosotros mismos no son alternativas opuestas. Todo lo contrario, una actitud de amor hacia sí mismos se halla en todos aquellos que son capaces de amar a los demás”. – Erich Fromm.
Tienes que ser feliz a tu manera, desde el amor y respeto a ti mismo y a tu entorno. Desde el reconocimiento de tu identidad única. Esparciendo tu luz propia, explorando tus sombras y trabajando tu oscuridad.