Mi gente bella, esta semana me ocurrió algo de lo cual no me había percatado, no estaba siendo lo suficientemente agradecida con Dios y la vida. ¿Cómo me di cuenta? En una conversación trivial con una compañera de trabajo.
Estábamos hablando de la rutina que tenemos con nuestros hijos y de que, como ya llegó el verano, por ahora se acabaron las mismas y nos encontramos finalmente de vacaciones. Lo cual es magnífico, porque a veces también necesitamos un descanso. En eso, ella se queda pensando por unos instantes y de repente me dice, “Lennys, lo más importante de esas rutinas es que, si las seguimos haciendo, significa que todo está bien con nosotras y con nuestros hijos y creo que eso es lo más importante”. Sinceramente, sus palabras para mí fueron como un golpe al hígado, me di cuenta de inmediato, porque así lo sentí, que estaba siendo de alguna manera un poco ingrata y hasta quejona.
Lo bueno de esta situación, es que ambas nos dimos cuenta de que, sin querer, nos estábamos quejando. Sé, que a veces es necesario desahogar esas situaciones que nos cansan, preocupan y asfixian, y que hablar es bueno, pero este no era el caso.
A partir de ese instante, decidí estar más atenta a mi conversación y a mis palabras, decidí estar atenta a si realmente uso el don de la palabra para agradecer, enaltecer, empoderar o para todo lo contrario.
Decidí también ser más responsable de lo que digo, pero por sobre todo, de lo que pienso. ¿Por qué de lo que pienso? Porque esa es la raíz de todo, mis pensamientos. A medida que pasa el tiempo, me doy cada vez más cuenta, de lo importante que es nutrir mi cabeza con buenas ideas y pensamientos. La calidad de lo que veo, leo y estudio, mejorará la calidad de mi vida. Por eso, es tan importante rodearnos de personas que, nos empoderen y no que nos rebajen.
Esta situación me ha hecho replantearme, mis conversaciones y mi manera de pensar, principalmente. ¿Desde cuándo hablo de esa manera?, ¿por qué hablé así?, ¿fue una situación puntual o es un hábito?
Existen cosas que nos parecen triviales y sin importancia, pero a veces, es Dios mostrándonos suavemente y con amor, lo que estamos haciendo bien y lo que no. Yo particularmente, creo que Dios nos habla y nos guía, pero muchas veces sin querer, nosotros no lo escuchamos. Aquello que llamamos intuición, es una de las hermosas maneras en que Dios conversa con nosotros. ¿Y tú, le haces caso a tu intuición?
En el mundo existen tantos motivos por los cuales estar agradecidos, pero la mayoría de las personas ya sea por su cultura o sus hábitos, generalmente ven la parte oscura, la parte negativa de las cosas, por ejemplo, tienen una casa bonita, pero no es lo suficientemente grande, o el color es feo, o le falta iluminación o…y no ven lo más importante, por ejemplo, en este caso, es que TIENEN una casa. ¡Ojo! Con esto no quiero decir que te conformes, solo te estoy diciendo que, mientras logras tener lo que deseas, te sientas agradecido por lo que tienes en este momento.
¿Y tú, estás siendo lo suficientemente agradecido? Estás vivo, sabes leer, tienes en tu vida personas a las que amas y te aman…recuerda que, en la vida siempre habrá personas que estén mejor que tú, pero también hay muchas que están peor. Da las gracias por no ser una de ellas.