La infidelidad femenina, al igual que la masculina, es uno de los principales motivos de ruptura en una relación de pareja. El sentimiento de traición es insuperable en la mayoría de los casos.
Para las mujeres es fundamental ser tomadas en cuenta, por lo que la causa más frecuente de infidelidad son los problemas de comunicación en la pareja, seguidos por la falta de amor, la insatisfacción sexual, la atracción hacia otra persona y el deseo de venganza por una infidelidad previa.
¿Qué diferencia la infidelidad femenina de la masculina?
La infidelidad siempre implica una traición a la confianza que la otra persona ha depositado en la relación de pareja. Sin embargo, en el caso de la mujer infiel, ésta casi siempre brinda señales previas, ya que intenta hablar de sus problemas e insatisfacciones con su pareja, mientras que los hombres prefieren encerrarse en sí mismos.
De hecho, la mayoría de las mujeres infieles han advertido a su pareja, de alguna forma. Algunas han expresado “ya no te comportas como antes”, “me siento abandonada” o “creo que ya no te gusto”. Todo lo cual, puede conducir a una futura infidelidad. Las mujeres casi siempre intentan solucionar los problemas que existen en la pareja. Cuando no lo logran, se conceden el permiso para ser infieles, se sienten autorizadas implícitamente para ello.
Muchas mujeres no llegan a mantener relaciones sexuales, sino que la infidelidad se queda en un plano exclusivamente emocional o incluso platónico, aunque el simple hecho de desear o querer a otra persona, es motivo suficiente para generar una profunda sensación de culpa.
En cambio, el hombre suele experimentar menos remordimientos, lo cual se debe a la herencia cultural. Los hombres actúan de manera más impulsiva e irreflexiva, mientras que las mujeres suelen pensar más, en las consecuencias de sus actos antes de cometer la infidelidad.
Uno de los principales motivos que impulsa al hombre a cometer una infidelidad es el deseo sexual. En muchas ocasiones se trata simplemente de una aventura que no va más allá del plano físico.
¿Qué la provoca?
1. La rutina. La monotonía acaba con todo, ya que apaga la pasión y llega a producir una sensación de encierro, de confinamiento, de falta de motivación.
2. Falta de comunicación y los problemas cotidianos. Hacen sentir a las mujeres, abandonadas y poco amadas. No tomadas en cuenta.
3. Venganza. Puede ser una reacción ante la traición de la pareja. La mujer es infiel como una vía para drenar la rabia y el dolor. Si bien puede parecer, un “alivio” momentáneo, con el tiempo trae una serie de problemas mucho más graves.
4. Por amor. Esta comienza por ser una infidelidad emocional, sin ningún tipo de contacto físico, pero puede llegar a generar fuertes vínculos.
5. Por evasión. A veces la infidelidad se vuelve una manera de escapar de los problemas de la vida cotidiana; por deseos frustrados ó por la sensación de soledad y falta de atención. Muchas mujeres ven en la infidelidad una luz al final del túnel.
¿Cuáles son las señales más comunes que reflejan que una mujer está siendo infiel?
1. Aumento de interés por mejorar su aspecto físico. Al volver a experimentar la pasión y sentirse deseada, es normal que se incremente el deseo de poseer una mejor apariencia física.
2. Mejora importante de su estado de ánimo. Aún cuando sienta remordimiento o culpa; lucirá más radiante y feliz que lo habitual. Por una parte, el organismo está segregando una mayor cantidad de endorfinas, conocidas como las hormonas de la felicidad y por la otra, ha recuperado la ilusión, se siente atractiva, y deseada.
3. Interés por realizar nuevas actividades y obtener mayor independencia. Los sentimientos cambian y la mujer comienza a reclamar su espacio, dejando a un lado actividades que antes compartía con su pareja.
La mayoría de las mujeres no siempre buscan exclusivamente una satisfacción sexual cuando deciden ser infieles, sino que quieren añadir pasión y romanticismo a sus vidas, esto hace que les resulte más fácil involucrarse emocionalmente y poner en riesgo la relación original.
Sin embargo, en los últimos años, dada la incursión de la mujer en todos los ámbitos de la vida social, los patrones tan claramente definidos, han comenzado a cambiar a un ritmo vertiginoso. En efecto, algunos estudios revelan que está dejando de ser absolutamente cierta la aseveración, según la cual “los hombres buscan sexo y aventura, y las mujeres romanticismo”.