Las cosas más simples de la vida son en muchas ocasiones las más complejas de lograr, comprender y más aún, poner en práctica. Me refiero en este caso al propósito de vida.
Todo y todos en el universo tenemos una razón de ser. Incluso las bacterias que destruyen un organismo cumplen la función de transformar ese organismo en abono, en alimento para otra especie e incluso en transformar una vida humana en cuanto a sus emociones y hasta estilo de vida.
Así que no cabe duda de que los seres humanos tenemos un propósito. El reto es encontrarlo. Suelo decir porque así lo creo, que el propósito de todo ser humano es ser exitoso en lo que se proponga y ser feliz con el resultado de sus decisiones. Así de simple. Pero de nuevo, se enuncia fácil, pero ¿Cómo lograrlo?
Cada persona da una respuesta particular y diferente a la pregunta sobre el propósito de vida. Porque cada uno va a definir que es éxito y que es felicidad en sus propios términos. Allí yace un concepto muy importante también que es el de la diversidad. Diferentes maneras de vivir la vida, de alcanzar los sueños, de hacer las cosas, de experimentar las emociones y las relaciones.
No obstante, la diversidad de opciones para contestar la pregunta sobre ¿Cuál será mi propósito en la vida? Me atrevo a sugerir una herramienta y un proceso para lograrlo: la gratitud y vivir alertas o “En Modo Agradecido”.
1. Gratitud
A través de reconocer lo bueno que ya tenemos en nuestra vida, sobre todo aquellos talentos innatos, habilidades producto de la experiencia o estudio, valores, relaciones y hasta características físicas y espirituales, podemos comenzar a identificar lo que realmente nos hace vibrar, lo que interesa con alta prioridad y que, adicionalmente, nos permite relacionarnos mejor con otras personas.
Esto último es muy importante. La evidencia científica y hasta nuestra propia experiencia, cuando nos detenemos a analizarla, indican que los seres humanos somos más felices y por tanto más productivos y exitosos, cuando tenemos en nuestra vida relaciones interpersonales de calidad.
Con calidad me refiero no a la ausencia de conflictos, sino a un claro entendimiento del valor del otro, la presencia de respeto y confianza mutua, que permiten que emociones como la amistad y el amor se fortalezcan en el tiempo. Y si, además, entendemos que las relaciones interpersonales son un mecanismo de intercambio de energía emocional, comenzamos a apreciar la dimensión de servicio al otro que dichas relaciones promueven.
En pocas palabras, como parte del propósito de vida siempre está el servicio. Porque no venimos a este plano de “realidad” a vivir en solitario, u ocupados obsesivamente en auto abastecernos en todo sentido, incluso en detrimento de otros. Es por ello por lo que personas ególatras, inescrupulosas y sociópatas acaban aislados de la sociedad e incluso execrados o muertos.
Pero volviendo al punto positivo. Resulta que con la gratitud hacemos un inventario realista de nuestros recursos, conectándonos mediante el agradecimiento o expresión de gratitud con otras personas que complementan nuestra vida con sus propios recursos. Ojo, y no necesariamente es la abundancia de recursos la que se comparte y nos hace estar relacionados o unidos.
La Madre Teresa de Calcuta solía decir que ella agradecía a los más pobres y desamparados, porque le permitían cumplir con su misión de vida, que era servirlos. Fíjense que entonces, que en ciertas situaciones podemos encontrar nuestro propósito de vida en la escasez, el dolor o la fragilidad de otros.
Por ejemplo, si es padre o maestro, en la fragilidad y necesidad de amor y guía de los niños. Si se es un empresario, en un público que carezca del producto que creamos o distribuimos. Si se es un bloguero o un escritor, en la necesidad de información de los lectores interesados en el tema.
2. Vivir alertas o “En Modo Agradecido”
Una vez identificado todo lo positivo en nuestra vida, pueden ocurrir dos cosas: un sentido de satisfacción con lo cual hay que mantener lo que ya se tiene y desarrollarlo; o un sentido de insatisfacción, como que algo falta y se requiere hacer cambios o adiciones. En ambos casos, se debe tomar acción. Bien sea para mantener el rumbo ya definido y acertado de nuestra vida hacia su propósito, o cambiar o recalcular la ruta.
Es importante mantenernos alertas y conscientes. No se trata de vivir preocupados, en constante angustia y preguntándonos ¿estaré haciendo lo correcto? O peor ¿Qué tal si en vez de hacer lo que decidí hubiera hecho algo diferente? Se trata de vivir ocupados en el presente, poniendo atención a las palabras que decimos, a las decisiones que tomamos, a la forma de expresar y la intensidad de nuestras emociones. En síntesis, vivir “En Modo Agradecido”: expresando nuestra valoración por las bondades que tenemos en la vida y conscientes de nuestro impacto en quienes nos rodean, circunstancias incluidas.
Siempre podrá aparecer una dificultad, un conflicto, una enfermedad, un cambio negativo del entorno. En esos momentos será muy útil la resiliencia producto de agradecer la experiencia por los aprendizajes que nos deja.
Adicionalmente necesitaremos renovar nuestras metas y planes de acción para continuar conociéndonos más a nosotros mismos, renovando y actualizando nuestras habilidades y talentos y atendiendo la salud física y mental a través de la prevención.
En el caso de quienes requieren hacer cambios mayores o drásticos en el curso de sus vidas, para enrutarse hacia su nuevo o recién descubierto propósito, tiendo a recomendar que busquen ayuda. No solo porque como coach pudiera tener un interés profesional en recomendar el uso de los servicios en mi área, sino porque genuinamente creo que puede ser muy positivo.
¿Cómo lo sé? Porque yo lo viví, yo utilicé los servicios de un coach para hacer cambios importantes en mí, que me permitieron acercarme a mi propósito de vida. Pudiera decir que en total he trabajado con 4 coaches, en etapas diferentes del proceso y con habilidades específicas que en esos momentos necesitaba.
¿Las ventajas? Primero que nada, la retroalimentación de ideas, originada en el proceso de reflexión que las herramientas de coaching indujeron en mí como receptor del servicio. En segundo lugar, los recursos adicionales como lecturas, acceso a mentores y hasta el tener que ordenar mis ideas para poder explicarlas al coach. En tercer lugar, la rapidez del proceso. Estoy segura de que me hubiera tomado mucho más tiempo a mi sola llegar a las conclusiones que llegué, si no hubiera sido por mis coaches.
3. Nuevo Propósito, Nuevas Metas
Ya identificado el propósito de vida, hay que hacer un plan para alcanzarlo. Esto implica definir metas pequeñas, en diversas áreas como la salud, las relaciones, el área de la ocupación, sea esta remunerada, no remunerada o una combinación. Este Plan de Vida hacia tu propósito debe ser flexible, es decir, acepta modificaciones y, además, con acciones específicas para el corto plazo y con metas y acciones más amplias y ambiciosas para el mediano y largo plazo. Esta es la clave para que el plan sea realmente flexible. Y de paso realista, porque las circunstancias cambian, tus prioridades pueden cambiar y el plan debe ofrecerte tranquilidad e incentivarte, no lograr estresarte o desmotivarte por su rigidez.
Así que amigos, ¡manos a la obra! Te invito a reflexionar sobre estas ideas, a compartir tu opinión y dudas en los comentarios. Estoy a tu orden para aclararlas. A comenzar a recalcular con gratitud la ruta hacia tu propósito de vida. ¡Éxitos!