Comparto con ustedes un texto, que me hizo reflexionar y ratificar mi opinión acerca de la vital importancia de aceptarnos y apreciarnos, tal como somos. Entendiendo que en muchísimos casos somos nuestros peores enemigos, ya que nos enfocamos en nuestras sombras y oscuridad; en lugar de trabajar en ellas para incorporarlas a nuestro espacio luminoso.
Sin que me quede la menor duda, estoy clarísima de que es sumamente difícil por no decir imposible, acceder a una buena relación de pareja, un buen trabajo, a la abundancia y prosperidad que nos merecemos como hijos de un ser supremo, para mí, “Dios”, si nos consideramos “víctimas de la vida”, poco o nada merecedores de logros o triunfos. En definitiva, no nos consideramos seres únicos y valiosos en conjunto, incluso con nuestras imperfecciones inherentes a la naturaleza humana.
Si creemos que somos poca cosa, ¿Cómo podemos pretender que nuestro entorno, incluso nuestra familia, nos traten y nos perciban como seres valiosos y competentes?
Trabajar en nosotros mismos: observarnos, conocernos, aceptarnos y modificar las conductas que nos dañan a nosotros mismos y a los que nos rodean, es importante si deseamos vivir en bienestar. Si no nos amamos a nosotros mismos, el resto mucho menos lo hará, ni nos valorarán, ni respetarán.
Aquí les dejo un texto que me enviaron por WhatsApp, y me encantó, pero desconozco su autor, se darán cuenta de que el epicentro del mismo es resaltar, las consecuencias de no amarse a sí mismos:
¿Sabes por qué no sanas?
“No sanas porque cuando llega algo bueno a tu vida lo rechazas y prefieres quedarte con lo que no te hace feliz.
No sanas porque desconoces que tú eres el origen de tu enfermedad.
No sanas porque sigues ignorando al poderoso y valioso ser que llevas dentro.
No sanas porque no te has atrevido a enfrentarte a las personas que dirigen tu vida.
No sanas porque no te has atrevido a enfrentarte a las personas que dirigen tu vida.
No sanas porque no usas tus tijeras para cortar lazos con personas que ya no te nutren.
No sanas porque has asumido que el sacrificio es la forma de demostrar amor a los demás.
No sanas porque no usas la magia del perdón para limpiarte de ira y rencor.
No sanas porque no respetas el libre albedrío de los seres que te rodean a ser lo que son.
No sanas porque intoxicas tu cuerpo de pastillas y químicos que acallan los síntomas que hablan de desarmonía interior.
No sanas porque huyes del rey Sol, no le hablas al mar, no te pierdes en el bosque y has obviado que tú eres el sanador.
No sanas porque no le haces caso al universo, ya que cuando le pides, rechazas escucharlo en ir por el camino que te hará feliz, aferrándote al pasado.
Tú tienes libre albedrío de todo, hasta de decisión…
Si no te dejas llevar, no te llevarán a la fuerza, no sanarás si no quieres sanar…”