Las variables son factores que actúan como imprevistos dentro de lo esperado en determinada circunstancia. El clima, los alimentos, el cuerpo y los mercados tienen sus variables. Y la vida también.
De todas las variables, las de la vida son las que más nos asustan, no sólo porque están fuera de nuestro control, aun cuando insistamos en que podemos tener todo controlado, sino porque también están determinadas por la vida misma. Es decir, son misteriosas y muchas veces incomprensibles para nuestra manera humana de pensar.
El cómo y el cuándo se presentan o se manifiestan estas variables, forma parte de su misterio. Pero, si vamos atentos por la vida, podremos ir descubriéndolas tan pronto éstas aparezcan, para que no nos tomen por sorpresa, ni por la puerta de atrás.
Y he visto claramente que lo imprevisto es una de las variables más potentes de estos tiempos.
Siempre fue una variable de la vida, y aunque algo inconstante, nos permitió mirar hacia adelante y anticipar de alguna manera cómo podría ser nuestra vida, o al menos, nuestro próximo año.
Cada día me levanto considerando que la variable de lo imprevisto está más activa que antes. Que no puedo especular en lo que sucederá, en lo que haré, ni cómo haré lo que sigue. Y ¡es que no sé lo que sigue…! Sin embargo, entiendo que la mejor forma de aturdirme ante tanta incertidumbre, es poner más atención en lo que estoy haciendo, en cómo lo estoy creando, y de disfrutar el proceso, lo mejor posible, en ese momento.
Finalmente, podremos ver que las variables son una manera didáctica que tiene la vida para asegurarse de que seguimos evolucionando. Lejos de ser una amenaza, lo imprevisto nos lleva a lograr lo que muchos libros y técnicas no pudieron: VIVIR EN EL PRESENTE.