Ser madre cambia la vida. La maternidad es sinónimo de cambio y de nuevas preocupaciones. Cambio en la organización y vida familiar pero, también, en la forma de ver la vida. El nacimiento de un bebé, modifica el orden de prioridades de las madres y conlleva la aparición de nuevos problemas.
La responsabilidad de la maternidad supone un reto máximo y muy exigente. El estado de salud de los hijos, el tiempo dedicado a ejercer el papel de madre y que el niño sea feliz son las principales inquietudes de las madres.
1. El estado de salud de los hijos
El miedo a que un hijo padezca una enfermedad grave o sufra un accidente está siempre presente. Para las madres es vital que sus hijos tengan un buen estado de salud. Un resfriado, una infección o una pequeña contusión son males menores que, aunque preocupan, sobre todo cuando son bebés, tienen por lo general una rápida recuperación. Sin embargo, el miedo a que un hijo padezca una enfermedad grave o sufra un accidente está siempre presente.
Para minimizar esta preocupación, madres y padres pueden adoptar algunas medidas preventivas que están a su alcance: mantenerse alerta y actuar ante los posibles síntomas de una enfermedad, atender al calendario de vacunaciones infantil y evitar, en la medida de lo posible, situaciones de riesgo que puedan provocar accidentes del pequeño en el hogar o fuera de él.
2. El tiempo dedicado a ejercer el papel de madre: nunca es suficiente
El 90% de las madres desean ocuparse de sus hijos, de forma personal, en ciertas etapas de sus vidas. Sin embargo, algunos estudios revelan que tres de cada cuatro madres admiten, también, que quieren participar en el mercado de trabajo en determinados periodos. Es la eterna lucha por la conciliación laboral y familiar.
El sentimiento de culpabilidad que aborda a muchas madres trabajadoras por no pasar con sus hijos todo el tiempo que desean o consideran necesario, afecta a su bienestar, en especial cuando los pequeños son menores de tres años.
La situación económica familiar es determinante en estos casos para buscar una solución a esta preocupación. Cambio a un trabajo a tiempo parcial o abandonar la actividad laboral son algunas de las alternativas, no siempre deseadas, por las que se suele optar.
3. Qué el niño sea feliz
Procurar la felicidad de los hijos es una de las principales inquietudes de una madre. Una inquietud que puede transformarse en un problema cuando la angustia crece. El bienestar emocional del pequeño durante la infancia influirá de forma significativa en su desarrollo hacia la vida de adulto y puede ser determinante en otros ámbitos, como el académico.
El sentimiento de culpabilidad por no pasar el suficiente tiempo con los hijos provoca, en ocasiones, que las madres confundan el deseo de hacer al niño feliz con darle, o dejarle hacer, todo lo que quiera.
Sin embargo, la felicidad no se basa en la permisividad. El pequeño será más feliz si convive en un entorno en el que predominan las buenas relaciones afectivas entre los miembros de la familia y donde las normas y los límites le permitan apreciar el valor de las cosas.