- Controlar todo: Fluye con la vida y deja de controlarlo todo, es angustioso y no te permite estar tranquila. Además, por más que lo intentes, no vas a lograrlo. Debes reconocer que hay situaciones fuera de tu control. De hecho, como escuché en alguna oportunidad, “existen eventos que dependen de ti, otros de los demás y otros de Dios”. Trabaja exclusivamente en los que dependen de ti.
- Ser perfeccionista. Prefiere ser feliz. Con toda certeza tratar de ser perfecta en todo lo que haces, sólo te traerá desgaste físico y mental. Aplica la flexibilidad y el equilibrio en tus acciones. No es fácil, pero inténtalo. ¡Un paso a la vez!
- Culpar a los demás, de todo lo malo que te sucede. Toma las riendas de tu vida y hazte cargo de ella. Reconoce tus errores y desde allí, aprende a hacerlo distinto.
- Repetirte pensamientos negativos y autodestructivos. Confía en ti y en la vida. Ten fe y agradece. Acepta lo que no puedes cambiar y busca nuevos caminos, abandona tu zona de confort. Detente varias veces al día y analiza tus pensamientos. Si te hacen sentir mal, cámbialos.
- Enfocarte en tus limitaciones personales y en lo que no tienes. Esto te hundirá en una profunda tristeza y desesperanza. Dirige tu mirada hacia todo lo que tienes y puedes hacer. No le des fuerza a lo negativo. ¡Cree en ti!
- Quejarte y criticar constantemente: Abandona tu necesidad invariable de quejarte de todo, criticar y ver lo negativo en lo que te rodea. Te garantizo que no te traerá nada bueno. Incluso, hasta la gente que te rodea preferirá alejarse. Todos tenemos problemas y no necesitamos escuchar más negatividad. Deja de criticar a las personas o acontecimientos distintos a ti. Respeta la individualidad de cada quien y su manera de ver la vida.
- Apegarte al pasado. Suelta, libérate, fluye en el momento presente. No es fácil, pero debemos hacerlo. Cerrar capítulos, pasar la página es absolutamente indispensable para avanzar en la vida. En el presente podemos actuar y generar un futuro brillante. Atascados en el pasado no vamos a ninguna parte.
- Vivir comparándote con los demás. Vas a salir mal parada, porque “vemos siempre más verde el jardín del vecino”. Todos tenemos problemas y situaciones por resolver, sólo que son de distintos tipos y llegan a ser más o menos graves en diferentes momentos de nuestras vidas…
- Apegarte a personas o cosas. Liberarnos del apego no quiere decir dejar de amar, o desear cosas, sino abandonar el miedo exacerbado a su ausencia o a su perdida.
- Tratar de ser alguien que no eres para impresionar o agradar a los demás. Jamás funciona ni para ti, ni para el resto. Más tarde o temprano las máscaras se caen. Nada mejor que ser tú misma. Todos brillamos con luz propia.
- Resistirte a los cambios. El cambio es inherente a la vida misma, si no los asumes, enfrentas y superas por las buenas, la vida se encargará de que lo hagas y no siempre de la mejor manera.
- Tener siempre la razón: Cada vez que te sientas en la necesidad de comenzar una discusión sobre quién tiene razón y quién está equivocado, pregúntate a ti misma: ¿Prefiero tener la razón, o sentirme tranquila y en paz?
- Abrazar tus miedos. Libérate de tus miedos. Enfréntalos y pon cada uno en su lugar. Si no lo haces te impedirán avanzar.
- Dedicarte a complacer a los demás y a hacerles la vida fácil. Cuando hacemos esto por un tiempo prolongado, nos olvidamos de nosotros mismos y quedamos vacíos. Terminamos olvidando lo que nos hace feliz. En algunos casos, cuando nos damos cuenta, se nos ha ido gran parte de la vida, nos sentimos tristes y deprimidos, y tenemos que aprender otras maneras de vivir desde el amor hacia nosotros mismos. Deja de vivir de acuerdo a las expectativas de vida de los demás. Recuerda nos enseñaron a ser buenos y no felices, cambia el paradigma.
23 maravillosas pautas para conectarte con tu paz interior
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