Todos amamos a Venezuela por sus cosas positivas, naturaleza y su gente, más hay muchos comportamientos que tenemos que modificar URGENTE si queremos progresar.
Sé que lo común cuando uno habla de su país es comentar sus cosas buenas, lugares, su gente, destinos turísticos, de los cuales Venezuela lo tiene todo y le sobra. Sin embargo, hay ciertos comportamientos que si no se reconocen, difícilmente se corregirán algún día. Iré directo al grano con esto, cualquier similitud con otro país puede ser coincidencia, mientras tanto mencionaré los 10 Hábitos No tan verdes del Caraqueño.
Hábito NO Verde #1. Exceso de uso de cornetas. En serio, este comportamiento me afecta personalmente todas las mañanas. Ya ni me molesto en poner despertador. La corneta de mi paisano que pasa al lado de mi casa, se me queda en el tímpano. Sin mencionar que el cornetazo es injustificado, ya que (vamos a afrontarlo) el caraqueño la utiliza para APURAR al carro del frente. Más allá de ser un instrumento para las emergencias, lo utilizan como instrumento agresor que no solo altera al carro de enfrente si no a las personas vecinas en sus casas.
Hábito No Verde #2. Botar desperdicios en la calle. Sí, me da vergüenza decirlo. Los venezolanos no hemos aprendido todavía que nuestra basura es nuestra responsabilidad. Cada vez que vas en carretera, nunca falta un pilón de basura a un lado de la calle, una suerte de basurero improvisado que por comodidad y mentalidad, de que “otro lo limpie” se va acumulando. Me entristece. La peor parte es que sucede en todos los estratos sociales. Hasta los más sifrinos, botan las colillas de sus cigarrillos en su PROPIO club privado, donde cualquiera de sus hijos jugando con la arena se las tragaría. Me enferma, de hecho.
Hábito No Verde #3. Botar pañales en el mar. Leyeron bien…. PAÑALES. No solo los pañales tardan 400 años en biodegradarse sino que también viajan con ellos botellas de plástico, animes, encendedores y bolsas. La falta de conciencia de las personas que viajan en lanchas y yates que para celebrar abren su gran botella de champaña y sale el corcho disparado al océano, listo para ser tragado por un pelicano, tortuga o delfín. Y luego todos gritan, ¡SALUD!
Hábito No Verde #4. No hacer cambio de aceite regularmente a sus carros. Esto es un gran problema en mi ciudad. Sales a caminar 4 cuadras en zona traficada y llegas oliendo como si te hubieses tragado un tubo de escape.
Hábito No Verde #5. Botar colillas de cigarrillo en todas las entradas y áreas comunes de las oficinas. Ya de por sí, el hábito del cigarrillo está OUT fuera de moda, todo el mundo sabe lo dañino que es para la salud, entonces si deciden seguir con este hábito boten las colillas en la basura. Al dejarlos en la calle, jardineras, plantas y césped, al llover todos los químicos acumulados dan a parar a las aguas subterráneas.
Hábito No Verde #6. El Vasito Express. Durante los últimos años tuve la oportunidad de vivir en el interior de mi país, a 4 horas de Caracas. Y si algo tiene el venezolano es que no importa que tan difícil sea la situación, SIEMPRE resuelve. En mis numerosos viajes era muy común ver a vendedores ambulantes en las carreteras vendiendo café a los carros (así es, el venezolano no tiene que bajarse a comprar el café, el café llega a él), sin embargo apartando el excelente servicio (y colas insufribles también) las personas que se toman su cafecito en un vaso plástico pequeño, al terminarlo pareciera que su ritual fuese botarlo en el piso fuera del carro, como si fueran a desaparecer solos. A estos vasitos les podemos sumar tapas y botellas de agua, papeles de chucherías, bolsas que se van acumulando en cada parada “Express” improvisada donde además los vendedores ambulantes se parecen haber acostumbrado a la basura de su paisaje y les da exactamente lo mismo si hay o no un basurero a sus pies.
Hábito No Verde #7. Pre-pago contaminante. Ahora la nueva modalidad para pagar estacionamientos en Caracas y gran parte del país es el pre-pago antes de salir. Vas a la casilla, pagas la tarifa del estacionamiento y te dan un papelillo a cambio para que lo lea el sensor de la garita y puedas salir. Lo único es que las personas después de escaneado el papelillo también deciden botarlo en el piso creándose así una montaña de papel en cada salida de estacionamiento. ¡Qué belleza! (irónico)
Hábito NO Verde #8. No separar sus residuos. Para poder decir algo positivo, algunas comunidades de la ciudad de Caracas han empezado a concientizar los beneficio de separar sus residuos y reciclar, sin embargo todavía hay que difundirlos mucho más, por ejemplo, si le decimos a las personas datos impactantes sobre cuantos litros de agua se necesitan para hacer un plato plástico desechable, no reciclable (se necesitan 18 litros de agua), crearíamos más conciencia. Otro ejemplo, reciclando el vidrio ahorramos el 32% de la energía que se requiere para hacer nuevo vidrio (reciclable y el menos contaminante).
Hábito NO Verde #9. La ventana basurero. Este me cuesta mucho explicarlo, más que todo por vergüenza. Lamentablemente, una gran parte del Caraqueño piensa fervientemente que si bota la basura por la ventana de su casa, está en lo correcto. Resultado final, cascadas de basura desbordándose por las montañas y a la siguiente lluvia parte de esta será arrastrada hacia las quebradas, las cuales todos los años son temas de desbordamiento, inundaciones y deslaves en las viviendas. No estoy diciendo que las autoridades sean súper eficientes en su limpieza pero si gran parte de la causa eres tú, ¿por qué lo seguimos haciendo?
Hábito NO Verde #10. La montaña reguetonera. En Caracas tenemos el privilegio de tener el Parque Nacional conocido como El Ávila, una montaña que es el pulmón de la gran capital venezolana. Sin embargo, cuando disponemos del tiempo de hacer una excursión para conectarnos con su gran naturaleza, nos encontramos que los otros visitantes deciden escalarlo con música a todo volumen en desde su celular, olvidándose por completo de la opción de los audífonos. Entonces vas subiendo tu montaña y en cada curva del camino escuchas una canción distinta, no necesariamente lo que necesitan las personas para relajarse o escuchar la naturaleza.
Créanme que no estoy orgullosa de resaltar estos hábitos, pero el peor de todos, el que más agrava la situación es la INDIFERENCIA. No importa cuántos desperdicios haya, para mí no existe persona más culpable que la que voltea hacia otro lado y no colabora, ayuda y hace lo correcto por su planeta.
Es bueno preguntarse todos los días ¿qué hice yo por mi planeta? La comodidad y la indiferencia erradicarlas y ser proactivos para conservar nuestra naturaleza, que la disfrutamos mucho pero acaso ¿la cuidamos como se merece?