Los seres humanos tenemos una tendencia a interpretar y enjuiciar todo lo que nos pasa. Sin darnos cuenta, pasamos gran parte de nuestra vida analizando las conductas de nuestros hijos, amigos, parejas y familiares. Cuando busco la palabra “interpretar” además de decir que significa “tratar de explicar algo que no está claro”, su antónimo es confundir u oscurecer.
En esto quiero llamar la atención de esas dos palabras: Lo complejo y turbias que se pueden tornar las situaciones cuando tratamos por nuestra cuenta de buscarle una “explicación” a determinadas actitud de alguna persona, en vez de preguntar directamente al que nos está causando esa incertidumbre. Con esto solo logramos caer en la trampa de la mente donde nos alejamos muchas veces de la realidad de la historia…es allí es cuando caemos en cuenta que el cuento que nos armamos en la cabeza es totalmente opuesto a lo que pasó en verdad.
Como terminamos sacando nuestras propias conclusiones (debido a la falta de comunicación) contribuimos inequívocamente a que nuestras relaciones se deterioren. Cuando emitimos juicios e interpretamos, nos arriesgamos a estar solo con una parte que puede ser o no la “correcta”. Caemos en distorsiones de la realidad muy perjudiciales tanto para nosotros y nuestro entorno porque los lazos o puentes que nos llevan a tener armonía se rompen por esta falta de comunicación que hasta puede desencadenar un conflicto.
Ciertamente no existen verdades absolutas ya que un hecho que parece ser justo para mí, puede parecer injusto para otra persona y mi contribución en este punto es que se reflexione sobre lo siguiente: Como podemos empezar a reconocer que interpretar o enjuiciar una situación o persona nos lleva por un camino que nos aleja de la verdad de lo que paso en realidad?
El reto que les propongo es no seguir identificándonos con el juicio, la crítica, las interpretaciones. No necesariamente todo eso que nos armamos con nuestros juicios es la verdad de los hechos. Para que terminemos de sacar nuestras propias enseñanzas con respecto a lo que les escribo les voy a dejar con un fragmento de Un Curso de Milagros, este dice: “Veras aquello que deseas ver, y si la realidad de lo que ves es falsa, lo defenderás no dándote cuenta de todos los ajustes que has tenido que hacer para que sea como lo ves”.
En esta frase podemos darnos cuenta que somos nosotros y nuestras emociones del momento los que “ajustamos” las cosas que suceden a nuestra visión del momento, la cual en muchas ocasiones se verán enturbiadas por nuestras emociones. Solo reconociendo asumir nuestra responsabilidad de que los juicios son enteramente de nosotros y que una comunicación respetuosa, a tiempo siempre será la mejor forma de no alejar nuestro corazón del otro.