Los tratamientos de reproducción también son cosa de hombres. En la mitad de los casos la infertilidad es masculina. No te pierdas los resultados de estudios científicos sobre el tema.
Desde hace 40 años, la calidad del semen occidental no ha parado de empeorar. La concentración de espermatozoides por eyaculación ha descendido un 59 %. Cada vez más hombres precisan ayuda médica para ser padres. La concentración espermática ha pasado de unos 99 millones de espermatozoides por mililitro en 1973 a 47,1 en 2011.
Históricamente, la responsabilidad de la fecundación humana siempre ha recaído en las mujeres. Con el retraso de la maternidad y el aumento de las complicaciones para lograr un embarazo, la investigación sobre reproducción ha focalizado sus esfuerzos en el factor femenino.
Pese a esto, en los últimos años la ciencia de la fertilidad ha empezado a mirar seriamente hacia el varón. Concretamente a su semen. La última revisión científica publicada a finales de 2017 en la revista Human Reproduction Update afirma que el semen de los hombres occidentales es peor ahora que hace 40 años.
Pero el descenso es aún más marcado en otra variable. De los 337,3 millones de espermatozoides por eyaculación de la década de los 70 se ha pasado a los actuales 137,5 millones, un 59 % menos. Desde 1970 hasta hoy la calidad del semen de los varones ha descendido un 2 % cada año.
En 2008 se publicó una investigación realizada en más de 60 centros de reproducción asistida de todas las comunidades autónomas que constató la gran disparidad geográfica en cuanto a calidad seminal que existe en el país.
Falta por saber cómo afectarán estos datos al futuro de nuestra capacidad de reproducción. Aunque por el momento no se ha observado el descenso en las tasas de concepción natural que podría esperarse dada la disminución de los recuentos de espermatozoides, comienzan a saltar las alertas respecto a la evolución de la fertilidad masculina.
Cada vez más niños nacen después de tratamientos de fertilidad pero, a pesar del aumento del uso de la reproducción asistida, las tasas de fecundidad en muchos países siguen estando muy por debajo de la tasa de reemplazo (2,1 hijos por mujer).
El 40 % de las causas son desconocidas
Hoy en día la única herramienta aceptada para evaluar la fertilidad masculina es el análisis básico del semen o seminograma, que no resulta del todo útil dada su limitada especificidad y sensibilidad, por lo que no permite determinar con certeza si un individuo es fértil o no.
Un estudio internacional sobre las causas de la infertilidad masculina, publicado a finales de 2017 y que contó con la colaboración del investigador de la Universidad de Murcia Jaime Mendiola, concluye que el 15 % de los hombres son infértiles en la actualidad.
“Por un lado están las exposiciones concurrentes (dieta, estilo de vida, disruptores endocrinos) pero también hay trabajos que muestran la exposición intrauterum o prenatales (como la distancia anogenital, que predice alteraciones de la función reproductiva durante la vida adulta)”.
“Hace 10 o 15 años el hombre no tenía la ‘culpa’ si la mujer no quedaba embarazada. Un control periódico de la salud reproductiva del hombre permitiría detectar alteraciones que, de no tratarse a tiempo, se convierten en irreversibles”.
En la misma línea está una investigación publicada en octubre de 2018 que muestra el aumento de un 9 % del riesgo de los hombres de precisar tratamientos de fertilidad para ser padres (de un 12,4 % en 2004 a un 21,3 % en 2017). La muestra, formada por cerca de 120.000 individuos españoles y americanos, es la más grande utilizada hasta la fecha en la literatura científica mundial.
“Por un lado, confirma el declive en la calidad del semen en los varones infértiles como ocurre en la población general”, Nicolás Garrido, director de la Fundación IVI y coautor del estudio. “Y por otro, este descenso tiene repercusión clínica con efecto evidente en la fertilidad masculina: como la calidad está más afectada, se requieren técnicas de reproducción asistida más complejas con respecto a hace una o dos décadas”.
¿Se puede mejorar la calidad del semen? La calidad espermática no se puede recuperar en el laboratorio, es decir, no hay tratamientos in vitro que consigan que los espermatozoides mejoren. Lo que sí se puede hacer, dentro de la muestra disponible de un hombre, es elegir aquellos que presenten las características óptimas a la hora de lograr el éxito reproductivo.
No obstante, numerosos estudios han analizado diversos factores que podrían mejorar esta calidad, aunque la bibliografía existente es discrepante.
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