Vivimos en un mundo tan agitado y que demanda tanto de nosotros, que pueden pasar días e incluso años en los cuales nuestra existencia se limita a ir, venir, ocuparnos de la familia, las facturas y olvidarnos de dónde venimos. De pronto dentro de nosotros se empiezan a generar vacíos que ni el éxito, ni las relaciones pueden llenar. Vemos por ejemplo casos de artistas famosos y adinerados, que mueren por sobredosis. ¿Por qué ocurre esto? En mi opinión es porque hemos perdido la conexión con nuestra esencia, con ese espacio que compartimos con Dios o como lo quieras llamar.
El regalo que está en este camino 7 del Proyecto Internacional de Autoestima es que va más allá del concepto religioso que pudiéramos tener de Dios y te invita a generar una experiencia que te recuerde que una chispita de Eso que es más grande que tú, se encuentra en ti y así pones en perspectiva el sentido de tu existencia. Así que este camino se trata de sentir a Dios en ti, en tu vida, no la teoría de que Dios está con nosotros. Una vez que esta ocurre, tu idea de ti, de la vida, del mundo mismo cambia y puedes abrirte a ver los pequeños milagros y la presencia de esa Inteligencia Infinita en todas las cosas, incluso las más sutiles. Más aún, cuando te toca atravesar momentos de obstáculo, te ayuda a refugiarte en esa sensación de estar sostenid@ y acompañad@.
Entonces, lo que propone este camino es que desarrolles alguna disciplina que abra la posibilidad de que vivas a Dios en ti. Se trata de una posibilidad, porque por ejemplo la meditación (que pudiera ser una forma) no necesariamente te va a llevar a esa experiencia. En mi caso, me encontraba tomando una terapia y en medio de un fuerte dolor de espalda que me hacía llorar, de pronto sentí que Dios me sostenía y curaba esa herida. En ese momento sentí el amor más poderoso y más puro que jamás había sentido y al mismo tiempo una bondad y compasión infinitas. Allí me di cuenta que ese Dios castigador y severo que me habían enseñado en la iglesia no existe, sino es más bien un(a) Padre/Madre amoros@. Ciertamente las palabras se quedan cortas ante la maravilla de esta vivencia que me permitió acercarme más a Dios.
A partir de esta y posteriores experiencias, pude ver que la vida es una sucesión de pequeños milagros y que esa chispita de Divinidad que habita en mi puede también crear cosas asombrosas, pero sobre todo, sentir y entregar amor. Otro beneficio adicional de esta experiencia es que te relajas y confías más en Dios y en la vida, por lo que tu sabiduría y creatividad (esencia de Dios) afloran. Desde este espacio, el éxito y el bienestar tienen una dimensión completamente distinta.
Ojalá estas líneas te motiven a buscar esa conexión con tu espacio sagrado.
¿Cómo buscar ese espacio sagrado interior?
- Dedica parte de tu día al silencio, basta con unos minutos.
- Reza diariamente usando una oración que tenga significado para ti. Mientras oras, más que hacerlo automáticamente, siente cada una de las palabras que dices.
- Observa la naturaleza, no importa si es una gran montaña o una pequeña maceta en tu casa. Presta atención a la perfección de lo que ves, ¡respira!
Si estás interesado en conocer más sobre este modelo, te recomiendo el libro Maximízate, 10 caminos para lograr todo tu potencial de Bob Mandel.