Estaba en una gran cola luego de un día de paseo. Habíamos comprado mucha comida y quería regalarla. De pronto veo que hay un indigente al frente. Siendo que el carro estaba prácticamente estacionado, voy en busca de este señor para ofrecerle la comida. Creía que se trataba de mi buena obra del día, sin saber que este ser era quien me iba a dar un gran regalo. Me acerqué al anciano y le ofrecí la comida, al mirarlo, vi los ojos más limpios y brillantes y la sonrisa más hermosa que haya presenciado alguna vez. Me sentí profundamente conmovida por su gratitud y porque pude sentir su amor. Mis ojos se llenaron de lágrimas y finalmente fui yo quien le agradecí y me despedí. ¿Qué ocurrió en ese instante que a pesar de que este señor tenía días sin bañarse y apenas unos pocos dientes pude ver y sentir algo tan especial? Para mi esta fue mi experiencia más impactante de ver y conectarme con la luz en otros.
El Proyecto Internacional de Autoestima del cual he estado escribiendo, habla en su camino 8 de conectarse con el espacio sagrado en los demás. Bob Mandel, su creador, dice que el espíritu, ha sido repartido democráticamente por Dios en cada ser humano. Así, todos tenemos luz y oscuridad y cada uno de nosotros tenemos la posibilidad de decidir con qué parte del otro ser humano queremos conectarnos.
Ciertamente es un gran reto en el mundo en que vivimos ver esa luz en todas las personas. De hecho, soy venezolana y en mi amada patria ahora existe una terrible ola de violencia, algo que jamás imaginé ver en esta Tierra de Gracia. Durante todos estos días de dolorosas imágenes que llegan a mi computador, tengo la certeza de que mi mayor contribución con este fuerte proceso que nos ha tocado vivir es buscar la luz, en cada una de esas personas que podríamos percibir como perpetradores. He dedicado mi tiempo a hacer visualizaciones, perdones y ho’oponopono a los involucrados. Por supuesto, he hecho gran trabajo para no juzgar ni albergar resentimiento por ninguna de esas personas.
Algunos podrían tildarme de ingenua, pues no parece que este trabajo personal pueda colaborar a disminuir tanta barbarie que ocurre a nivel colectivo. Creo que la vida es compleja y no hay una sola causa para un resultado. Sin embargo, tengo la certeza -y por eso practico este camino con disciplina- de que este sendero de conectarme con la luz del otro me ayuda estar en paz, a buscar lo mejor de cada persona y a hacer sintonía con eso elevado que cada ser de este planeta tiene.
¿Cómo conectarte con el espacio sagrado de otro?
- Deshazte del juicio, imagina cuán difícil pudo haber sido la vida de ese ser que no puede ver su propia luz y cuán grande es su dolor que hiere a otras personas.
- Haz una oración por esa persona. Invoca que ese ser pueda ver su divinidad.
- Trata de ver a ese ser bajo una nueva luz, como un hijo de Dios aun cuando sus acciones no lo reflejen.
Si estás interesado en conocer más sobre este modelo, te recomiendo el libro Maximízate, 10 caminos para lograr todo tu potencial de Bob Mandel.