Una cliente vino a tomar sesiones de renacimiento por los conflictos con su esposo porque le molestaba enormemente que él fumara. Comentó esta chica que le parecía muy absurdo, puesto que ella también eventualmente lo hacía, pero que al verlo con el cigarro en la mano le invadía una rabia que no podía contener y -a pesar de sus esfuerzos por calmarse- iniciaba una discusión.
Al comenzar el proceso con esta técnica, mi cliente logró manejar sus emociones y no dejarse llevar por ellas, la mayoría de las veces, por lo cual las discusiones disminuyeron considerablemente. Pero, lo mejor ocurrió en su más reciente consulta, durante la respiración que se hace como parte del renacimiento. Ella se vio a sus 4 años de edad cuando por única vez estuvo con su padre biológico. Este señor, la abrazó y en ese acto esta chica quedó impregnada de un desagradable olor a cigarro. Al terminar la respiración, fueron fantásticas sus conclusiones: se dio cuenta cuánto ha estado inconscientemente buscando a su padre biológico y también que por eso estaba con su esposo que tiene el mismo hábito, con quien sentía la misma dualidad, amor y rabia por su hábito.
Comparto esto porque es un ejemplo del “Camino” de este artículo: Sanar las Viejas Heridas, dentro del modelo del cual ya he escrito llamado Proyecto Internacional de Autoestima. Algunos eventos en nuestra niñez o pasado han dejado una huella negativa y tienen un efecto en nuestro presente. Esos recuerdos (que no sólo están alojados en nuestra memoria, sino en nuestro cuerpo y también son emoción) hacen que nuestras respuestas a alguna situación del presente sean desproporcionadas. Esta es una clave para saber si vives una experiencia que tiene que ver con una antigua herida. Otra forma de darte cuenta si tienes alguna herida que aún te pesa es si en varios momentos de tu vida has repetido la misma experiencia, por ejemplo, has tenido varias parejas y en cada caso estas personas han tenido al mismo tiempo otra relación o que cada trabajo en el que has estado finaliza con un despido sin razón aparente.
Las heridas del pasado son un lastre que afecta como percibimos el mundo, la gente y por supuesto influye en cómo manejamos nuestras relaciones. En muchos casos este pasado representa un importante obstáculo para ser feliz en el presente. Es como si estuviésemos incompletos y un pedacito de nosotros se quedó congelado en ese pasado, limitando nuestra capacidad de estar en el presente y de percibir adecuadamente lo que nos ocurre. Como parte de nuestra evolución y en esa búsqueda del bienestar debemos regresar a ese momento y rescatar ese pedacito. Para lograrlo, afortunadamente ahora existen muchas opciones: libros, talleres, artículos y también, como en este ejemplo, la consulta privada.
Ahora que mi cliente se ha dado cuenta de su patrón y ha soltado la emoción atascada del pasado, estoy segura que su respuesta ante el hecho de que su esposo fume será distinta y eso la llevará a relacionarse con más paz. Puede ser que le siga disgustando el cigarro, pero ya no será causa de conflicto.
Además, esta chica pensaba que su padre no la había querido lo suficiente y por eso la había abandonado, pero al recordar la expresión de su padre cuando se vieron, supo que él la amaba y había hecho un gran sacrificio al alejarse, pues su madre ya estaba en otra relación y él no quería estorbar. Ahora, el recuerdo que tiene de su padre es de amor y no de resentimiento. Cuando le pregunté qué se llevaba de esa consulta, ella respondió: “paz” y ese es el regalo cuando nos decidimos Sanar las Viejas Heridas.
En cuanto a la trampa (el otro extremo o la mala interpretación de este Camino) se trata de ser adicto a la sanación, es decir que siempre estás buscando una antigua herida a través de una u otra terapia o te identificas tanto con alguna herida que es como si esta fueras tú y no terminas de soltar esa experiencia.
Es importante entender que la vida Dios no las regala para amar, aprender, crecer y sobre todo disfrutarla. Sólo en momento donde estamos en frente de un cambio importante o algún reto que nos sobrepasa, es cuando debemos hacer terapia.
Tips para recorrer este camino de sanar viejas heridas:
- Cuando te observes actuando desproporcionadamente, toma unos minutos contigo, respira profundo y cálmate, no te dejes arrastrar por la emoción. Intenta recordar cuándo fue la primera vez que tuviste esa misma sensación.
- Lee algunos libros de crecimiento personal o escucha audio-libros que tienen información para conocerte un poco más y revisar tu historia.
- Si la situación es delicada o muy recurrente en tu vida, tal vez requieras un apoyo personalizado. Busca a un terapeuta que practique Renacimiento u otra técnica con la cual te sientas cómod@.
Si estás interesado en conocer más sobre este modelo, te recomiendo el libro Maximízate, 10 caminos para lograr todo tu potencial de Bob Mandel.