¿Le tienes miedo al rechazo? Es una pregunta que se ha vuelto recurrente desde que decidí convertirme de alguna manera, en una figura pública. Y es que a cada momento que me sumerjo en esto de las Redes Sociales, me doy cuenta de que es preciso tener mucho valor (o una dosis de locura) para exponerse mi gente bella. Y esto, me llevó a recordar cuando era soltera y estaba “desesperada” por encontrar un novio, ¡Ja, ja, ja, ja! Sí, leíste bien, DESESPERADA.
Mi problema, como el de muchas, no era encontrar a alguien. Era encontrar a alguien que de verdad quisiera estar conmigo en las buenas y en las malas. ¿Te suena? Y esto solo comienza. ¿Por qué digo desesperada? Porque es la palabra correcta.
Cuando no te das tu justo valor y quieres complacer a esa persona que consideras especial solo para que se mantenga a tu lado, estás desesperada. Recuerdo una vez que salí con mi grupo de inglés y llegamos al tema de la pareja y me preguntaron por qué no tenía novio y yo les dije que era, porque tal vez yo no era como los hombres querían y dos de los chicos me dijeron muy sabiamente: “tú no tienes que ser como los otros quieran, tú solo tienes que ser tú misma” e imagínate como estaba de mal, que yo respondí: ¿Y cómo se hace eso? (Imagínate ahora al Emoji que se pone la manito en la cara de la vergüenza, ¡Ja, ja, ja, ja!).
Lo bueno, es que ahora que lo he superado, me da risa, pero esa actitud me costó muchas lágrimas y desengaños. En el fondo, lo que yo tenía, era un profundo miedo al rechazo (entre otras cosas). Tenía miedo de que no me aceptaran tal cual era. ¿Y te digo algo? De tanto ser otra ¡Yo misma no sabía bien quien era! (Como diría Don Francisco: “torta en la cara”).
Miedo al Rechazo que Casi Paraliza.
En muchas otras ocasiones, me he sentido así, he sentido ese “terror” a ser rechazada. Ese miedo al rechazo tan profundo que casi paraliza.
He sentido y siento miedo al rechazo cuando: le conté a mi familia y amigos que iba a escribir mi primer libro, cuando abrí mi blog, cuando he buscado empleo, cuando busco nuevos clientes, cuando expongo mis ideas en una reunión, cuando voy a hablar en otro idioma, cuando voy a escribir un artículo, cuando hago un post, cuando voy a grabar un video, cuando hago un taller, cuando voy a hablar en público…mi gente bella, la lista es interminable. Lo que te quiero mostrar con todo esto, es que ese miedo sigue allí, pero mi manera de encararlo es otra.
Todo cambió el día en que me di cuenta de que la primera persona que me estaba rechazando, era yo misma. No me amaba lo suficiente, no me respetaba ni me valoraba. Permitía que los otros dijeran cual era mi valor. Además, internamente tenía a esa voz descontrolada señalándome solo lo que hacía mal. ¿Te parece conocida?
Hoy te digo con plena convicción, que realmente es importante aprender a amarnos a nosotros mismos. Porque de allí parte todo.
Si para tener a alguien a tu lado o lograr algo, tienes que dejar de ser tú, ese alguien y ese algo no te merecen. Muchas veces es necesario tener el valor de decir basta.
En mi caso, cuando noto que el miedo al rechazo me está afectando, recuerdo una de esas frases que le está dando vueltas a internet que dice: “un besito para las personas a las que les gusto y para las que no les gusto dos”.
Esa es la actitud. Grandes artistas han sido rechazados e incluso algunas muchas veces seguidas antes de que alguien realmente reconociera que eran buenos. ¿Quieres saber qué fue lo que hizo la diferencia en esos casos? Ellos mismos. En su interior reconocían su valor y a pesar de las muchas veces que fueron rechazados perseveraron y continuaron siendo ellos mismos.
Sé que a veces comenzar no es fácil, nos sentimos un poco perdidos y sin rumbo, pero si cada día haces lo posible por auto conocerte y aceptarte tal cual eres, los rechazos te afectaran cada vez menos.
Cada vez que vayas a una entrevista de empleo, conozcas a esa persona que te gusta, presentes un proyecto…siéntete bien contigo mismo. Si te aceptan ¡Qué bueno!, pero si no, continúa confiando en ti mismo, ya llegará quien te acepte.
Lo más importante es que siempre te aceptes tú mismo.
Gracias por ser y estar.
Bendiciones, Lennys