Una vida equilibrada requiere atender no sólo las necesidades del cuerpo físico, y de la mente, sino también las del espíritu, y este es el papel del crecimiento espiritual. Y, a través de él, podemos conocer el poder de la oración científica.
Contribuye al crecimiento espiritual, con las siguientes pautas:
- Leer libros espirituales y edificantes.
- Practicar la meditación.
- Reconocer el hecho de que eres un ser espiritual habitando un cuerpo físico.
- Dedicar tiempo a tu autoconocimiento.
- Pensar positivo y trabajar en el reforzamiento de tu fe.
- Perdonarte y Perdonar
- Agradecer.
- Desarrollar la tolerancia, el tacto y la consideración a los demás.
- Amarnos a nosotros mismos, trabajar nuestra autoestima, para poder amar a los demás.
- La oración.
El poder de la oración científica
¿Por qué nuestra oración es a veces eficaz y a veces no? Cuando elevamos nuestras plegarias al Ser Superior, ¿existe alguna manera idónea de hacerlo? La expresión “oración científica” ha sido utilizada por diversos autores en el curso de los últimos dos siglos.
- A principios del siglo XX, el pensador norteamericano Emmett fox, afirmaba que “la oración científica te hará, tarde o temprano apto para salir tú mismo, o para sacar a otros, de cualquier dificultad existente sobre la faz de la tierra. Es la llave de oro de la armonía y de la felicidad. Todo lo que tienes que hacer es esto: dejar de pensar en la dificultad, y en su lugar pensar en Dios. No hay diferencia en la clase de dificultad que sea. Sólo deja de pensar en ella y piensa en Dios.
- La oración científica que nos armoniza con el Ser Supremo es de índole estrictamente personal. No importa si oramos en la soledad de una ermita o en la muchedumbre de una adoración colectiva: lo relevante es que, en nuestro fuero interno, elevemos nuestro nivel de pensamiento y conciencia para generar una oración que esté en armonía con esa realidad trascendente que sólo puede ser develada por el Poder Superior en el instante santo del tiempo presente. A mediados del siglo pasado, para la escritora venezolana Conny Méndez, fundadora del movimiento metafísica cristiana la oración científica implica que “si tú logras elevar tu pensamiento suficientemente en altura, el problema se resolverá el mismo. En realidad ése es tu único problema, lo cual significa que tanto más enterrado esté en tu subconsciente ese concepto, más elevada tendrás que llevar tu conciencia”. Concuerda con el legendario físico Albert Einstein: “no podemos resolver un problema con el mismo nivel de pensamiento que lo creo.”
- En la novena década del siglo XX, el antropólogo estadounidense Gregg Braden, en su libro “The Isaiah Effect” señalaba: “hay una poderosa relación entre lo que pasa en nuestro mundo interior de sentimientos y las condiciones del mundo que nos rodea. Experimentos recientes en la física cuántica lo demuestran. Nuestro mundo exterior de acción, refleja nuestro mundo interior de sentimientos: esto se materializa sintiendo nuestras plegarias como si ya hubiesen sido respondidas. Cuando sentimos anticipada gratitud con respecto al cumplimiento de nuestras oraciones, atraemos nuevas posibilidades en nuestras vidas”. Prosigue el doctor Bradden, si nuestras circunstancias externas están determinadas por nuestro mundo interno, entonces la oración puede convertirse en una potente herramienta para desarrollar el libre albedrío. ¿Podemos afirmar que tenemos libre albedrío mientras estemos limitados por esos condicionamientos mentales adquiridos en el pasado, por esas emociones negativas que sabotean nuestras iniciativas y nos impiden desarrollar una intimidad cada vez más profunda con Dios?.
Orar nos libera de las culpas pasadas y de los miedos al porvenir, requerimiento indispensable para experimentar esa libertad financiera, laboral, emocional, material y espiritual que eleva exponencialmente nuestra calidad de vida. Nuestra voluntad como individuos o sociedades no es ser prisioneros del miedo. Liberados de los condicionamientos de la mente, nuestra voluntad que se hace una con la del Ser Superior no tiene límites.
En cada uno de nosotros esta el poder de transformarse a sí mismo y a su entorno a través del poder sanador de la oración científica.