El trastorno por déficit de atención e hiperactividad, “TDAH”, es una disfunción de origen neurobiológico que conlleva una inmadurez en los sistemas que regulan el nivel de movimiento, la impulsividad y la atención. Esta patología afecta sobre todo a los niños y es más frecuente en varones.
Los niños con “TDAH” actúan sin pensar, son hiperactivos y tienen problemas de concentración. Pueden entender lo que se espera de ellos, pero tienen dificultades para completar las tareas, ya que les cuesta estarse quietos, prestar atención y atender a los detalles. A pesar de intentarlo, son incapaces de escuchar correctamente, de organizar sus tareas, de seguir instrucciones complejas, de trabajar o jugar en equipo.
Es innegable que todos los niños, especialmente los más pequeños, se comportan de este modo en algunas ocasiones, sobre todo cuando están nerviosos o excitados. Pero la diferencia entre este comportamiento y el “TDAH” es que en este trastorno, los síntomas están presentes durante un periodo de tiempo más largo, e impiden que el niño se desenvuelva adecuadamente en el medio social, académico y doméstico. Los niños diagnosticados con “TDAH” tienen dificultades para controlar su comportamiento, a no ser que reciban medicación y/o tratamiento conductual.
Síntomas o manifestaciones
Tres categorías o tipos, cada uno asociado a un patrón de comportamiento característico.
1. Falta de Atención #inatento»:
- Incapacidad para prestar atención a los detalles o tendencia a cometer errores en los trabajos escolares u otras actividades por simple descuido
- No hablan demasiado y no molestan en clases
- Les cuesta rendir académicamente
- Dificultad para mantener la atención de forma continua en las tareas o en los juegos lúdicas
- Aparentes problemas de audición
- Dificultad para seguir instrucciones
- Problemas de organización
- Desagrado y/o tendencia a evitar las actividades que requieren esfuerzo mental
- Tendencia a perder objetos, como juguetes, cuadernos o deberes escolares
- Dispersión y facilidad para distraerse
- Tendencia a los olvidos en las actividades cotidianas
2. Hiperactividad exacerbada «hiperactivo-impulsivo»:
- Gestos o movimientos repetitivos que denotan nerviosismo o intranquilidad
- Dificultad para permanecer sentado
- Tendencia a correr o trepar de forma excesiva
- Dificultad para jugar tranquilamente
- Sensación de estar siempre «en marcha»
- Habla excesiva o descontrolada
- Responde preguntas de forma impulsiva sin haberla escuchado completamente
- Dificultad para esperar el turno o guardar fila
- Tendencia a interrumpir o a inmiscuirse
3. De tipo combinado, en el cual se dan síntomas tanto de «inatención», como de «hiperactividad» e “impulsividad” y es el más frecuente.
El “TDAH” se presenta acompañado en ocasiones, de «afecciones coexistentes» y las principales son:
- Trastorno negativista desafiante. Terquedad, ataques de ira, actos de desafío e incumplimiento de normas.
- Trastorno disocial. Es similar a la conducta anterior, pero con mayor agresividad y hostilidad.
- Trastornos de ánimo. Depresión, en razón a sentimientos de frustración por los fracasos escolares, sentirse inadaptado y aislado. Problemas sociales y baja autoestima.
- Trastornos de ansiedad. Preocupación excesiva, miedo, o pánico, que también pueden desencadenar en síntomas de carácter físico, como palpitaciones, sudores, dolor de estómago y diarrea. Otras formas de ansiedad que pueden acompañar de tics nerviosos vocales o motores.
- Trastorno de aprendizaje. Los problemas de aprendizaje más habituales son los relacionados con la lectura (dislexia) y la escritura. A pesar de que el TDAH no está categorizado como un trastorno del aprendizaje, sus problemas de atención y concentración pueden interferir notablemente en el rendimiento escolar de los afectados
«Cuanto más conozcas sobre el «TDAH», más podrás ayudar a tu niño».