Todos tenemos miedo a que nos juzguen, como seres sociales que somos deseamos pertenecer a distintos núcleos que nos permitan sentirnos aceptados y seguros, acogidos.
Por ello, cuando hemos tomado decisiones no acertadas en nuestra vida, nos invade el miedo al juicio, al rechazo y a que nos excluyan de nuestros círculos sociales.
Uno de los más importantes es el vínculo de pareja. ¿Qué pasaría si tu pareja supiera de ti esos secretos obscuros que quieres reservar para ti?
Bueno, exageré. Me referí a esos “secretos obscuros” de esa forma porque en general nos avergüenzan o generan culpa, por ello los interpretamos más graves de lo que son, pero igualmente no deseamos compartirlos y quisiéramos que se quedaran en el pasado para siempre.
Algunos de estos eventos pueden ser solo eventos, no necesariamente “secretos”, sino experiencias, por ejemplo un noviazgo antiguo que nos incomoda y que ya no queremos en el presente.
La pregunta es: ¿mi pareja debe saber todo de mí?
Al empezar una relación de pareja, mostramos nuestras mejores “cartas”, somos nuestra versión más “conveniente” porque nos interesa quedar bien.
Idealmente, cada persona debería trabajar en su pasado. Esto quiere decir, que el pasado tiene un efecto en el presente, después de todo se trata de decisiones que tomamos y que tendrán consecuencias.
Muchas veces las dejamos “abiertas” por no querer enfrentar las decisiones que tomamos y por supuesto su impacto en nuestra vida. Nos parece más fácil ignorar el asunto que resolverlo, pero esto puede regresar más adelante.
Hablamos de un “ideal” hace un momento; este ideal es precisamente ir atendiendo cada decisión que tomamos en el pasado de forma responsable. Sus aciertos y sus errores, forman parte de quienes somos en el presente, puede ser que no nos guste, nos duela o nos atormente, por eso, recalco es necesario trabajar en él y sanar esos errores para no sentirnos en “deuda” con quienes somos en el presente.
En principio debemos ir resolviendo los desaciertos en el momento que ocurren, para no arrastrarlos al paso en lugar de evadirlos, pero si no lo hemos hecho entonces hay que evaluar si cuando empezamos una relación de pareja, requerimos “confesar” cada aspecto de nuestras vidas o simplemente aquello que pueda afectar la nueva relación.
Habrá cosas que tendremos que trabajar de forma personal, siempre que no afecten a otros y no vulneren la confianza que se nos ha depositado.
Entonces no, no es necesario compartir todo tu pasado con tu nueva pareja. No tiene que saber todo de ti y se puede generar confianza de otras formas en el presente, sin tener que reabrir los “archivos X” de tu pasado.
Pero, ¿Qué pasa cuando el pasado se encuentra con el presente?
Digamos que nos encontramos con alguna expareja en un sitio donde no hay a donde correr y el asunto se torna incómodo, ¿Deberíamos hacer una lista de todos los viejos amores que hemos tenido?
No hace bien a nadie remover cosas del pasado que ya no están presentes, lo mejor es actuar con naturalidad y aceptar quienes hemos sido en el pasado. Evitar cuestionamientos innecesarios y hacer hincapié en que ya pertenece al pasado y es más importante el presente.
Recuerda que eres una persona adulta, y como tal debes tener ese reconocimiento de tu persona y al mismo tiempo hay que corresponder de la misma forma.
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