Los sitios y aplicaciones de citas como Meetic, Tinder o Happn se han establecido como una alternativa a la manera tradicional de ligar. ¿Quién las usa y por qué? ¿El futuro del amor está en nuestros móviles? ¿Cambian las tecnologías nuestra manera de vivir las relaciones?
Si alguien puede dar respuestas a estas preguntas, esa persona es Marie Bergström (1982, Örnsköldsvik, Suecia), experta en sociología de la pareja y la sexualidad del Instituto Nacional de Estudios Demográficos (Francia), quien presentó su primer libro “Las nuevas leyes del amor”. En él resume los resultados de sus más de diez años de investigación sobre webs y aplicaciones on line de citas, y su repercusión en las relaciones humanas.
¿Cuál ha sido la razón del éxito de estos sitios y aplicaciones?
Creo que hay dos razones. La más evidente es la digitalización. Casi todo el mundo puede acceder fácilmente a ellas. Sin embargo, creo que la razón fundamental ha sido el cambio que estamos experimentando en nuestra vida íntima. Ahora hay una mayor complejidad en las relaciones amorosas y sexuales.
¿Cree que la forma en la que se conocieron nuestros padres está desapareciendo?
Para nada. Existe todavía. Es más, los principales lugares en los que las nuevas parejas se conocen siguen siendo los sitios convencionales, como las fiestas entre amigos, el trabajo o la universidad. Se cree que más de la mitad de la población actual utiliza aplicaciones de citas. En cambio, nuestros resultados revelan que en realidad solo alrededor del 20 % de las personas de 18 a 65 años ya han utilizado un sitio de citas, lo que representa aproximadamente una de cada tres personas solteras.
¿Qué tipo de usuarios forman ese 20 %?
Estas aplicaciones tienen ahora un público diverso: las mujeres y los hombres son usuarios, y hay pocas diferencias sociales. Suelen ser personas jóvenes, de clase media o alta y principalmente hombres. Me gusta aclarar que en la población de jóvenes solteros hay más hombres que mujeres. Pero esto son generalidades y existe bastante variedad en estos sitios. Por ejemplo, constatamos que los usuarios de más de 50 años en Meetic suelen ser mayoritariamente mujeres.
Si solo un tercio de los solteros es usuario, ¿por qué nos da la sensación de que cada vez hay más parejas que se forman por internet?
Durante la investigación observamos cómo se ha producido una desestigmatización de estas aplicaciones y cómo el tabú de su uso se ha ido desmoronando con el paso de los años. En un lapso de diez años, una práctica tabú ha pasado a ser considerada como un hábito corriente.
¿Qué recomendaría a una persona que busca pareja?
De una manera muy poco romántica le diría que encontrar pareja es cuestión de probabilidad. Cuantas más ocasiones de conocer a gente nueva emprenda, más oportunidades tendrá de dar con una persona afín.
Si deseas ampliar las respuestas a éstas y otras preguntas:
¿Qué novedades encontramos en estas relaciones virtuales? ¿No cree que existen estas tendencias porque se ha popularizado una imagen sexual de estas aplicaciones? ¿Y qué es probable que encontremos? ¿Hay lugar para el malentendido en las aplicaciones para ligar? ¿Cuánta gente accede a estos sitios para encontrar pareja y cuánta busca relaciones ocasionales? ¿Hallaron más diferencias en función del género? ¿Cómo será el futuro de las relaciones?
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