En una relación rota, uno de los dos sufre más que el otro.
Casi siempre sufre más quien no eligió terminar. Algunas veces podemos vislumbrar el final, y aun así no aceptarlo.
Hablamos de Coaching de Divorcio porque es como el referente de la separación.
Sin embargo, ya no requieres estar “casado/casada” para sufrir por igual.
Cuando tu pareja se va…queda un vacío que quieres “llenar” a como dé lugar. En tu mente sigue dando vueltas la misma pregunta:
¿Por qué?
Y otras más.
¿No fui suficiente? ¿Qué hice mal? Si yo hubiera…
Tú te quedaste. Posiblemente su lado del closet está vacío y hasta eso duele. Duele que se las haya llevado y duele que sigan ahí.
Todo lo que te recuerde que ya no está, duele.
¿No es obvio el primer paso?
No te acostumbres al dolor. Antes de que se haga un hábito en ti, empieza a tomar decisiones para dejar ir.
Y… ¿Cómo le hago con éste dolor en mi corazón?
Sé que estás pasando por un enorme dolor. Quieres que deje de doler a como dé lugar, aunque sea temporalmente, tal vez olvidarlo por unas horas…
Pero ¿Sabes?
Ése dolor estará ahí después de las copas de vino.
El dolor estará ahí aunque una nueva conquista “te lo quite”. El dolor se convierte en coraza.
Sé que quieres que todo pase rápido. Nadie quiere vivir una separación y menos cuando te dejaron a ti.
Puedes pensar que si te vas más horas de casa te dolerá menos, que cambiar de trabajo te dolerá menos, que nada ha pasado. Pero no.
A donde vayas, el dolor estará contigo.
Si quieres llorar, llora. Éste es el momento para hacerlo.
Pídele a tu familia que te deje estar triste, porque duele. Apóyate de ellos, son personas que te aman, estarán para ti. Ahora es cuando más los necesitas, deja que te amen así, doliendo tu despedida.
Pídeles que no te digan nada, y llora.
Limpia tu corazón, porque sí. Se fue.
Estás atravesando un Duelo. Igual que cuando alguien muere. Llórale a ésa parte de tu vida que no regresará, pero llora para despedirte.
Llora para limpiar tu corazón y no convertirlo en coraza, porque… ¿Sabes? La coraza te protege de todo, también de seguir adelante.
Y aunque hoy no lo parezca, Sí existe un “adelante”.
Es pronto para pensar en un “nuevo amor”. Algún día lo harás, eso es un “proyecto” nuevo y por ahora tienes que hacerte cargo de “proyecto” que tienes enfrente: Tu despedida.
El dolor de una separación no es algo que se evite.
Se vive con ello.
Ahora vas a aprender a vivir con la experiencia de haber apostado al amor y haber perdido. Pero lo harás desde el aprendizaje.
Amarás muchas veces, algunas con mejor resultado que otras. Esto es la vida.
Sólo no debes acostumbrarte al dolor, eso no.
Debes ponerte límites, un tiempo y después seguir.
El amor verdadero existe.
Vas a aprender a Amar Incondicionalmente.
Pero por ahora, vas a aprender a aceptar.
Y… ¿Cómo?
Bien, vamos a ello.
Una relación es de dos personas. Cada persona aporta a la relación de pareja el 50% de la misma. Tú tienes el 50% de responsabilidad y de compromiso sobre ti, es decir que lo que haces tú, afecta o beneficia un 50% a la relación.
Tú eres la mitad de la relación.
Eres responsable de lo que hiciste o dejaste de hacer.
Es imposible que el resultado final sea “culpa” de uno de los dos.
Empecemos por ahí: Par= Par- eja. Un par de personas caminando juntos, así debe ser. Uno acompañando al otro, a la par.
Si tú no reconoces la responsabilidad que te corresponde, cedes el poder de tus elecciones a la otra persona y eso es también una elección.
Y toda elección, te llevará a un resultado.
El otro ya no está.
Algo no funcionó, ya tenemos algo qué aceptar.
¿Cómo podrás avanzar?
¿Qué deseas conservar para seguir adelante?
¿Qué deseas desechar para seguir adelante?
¿Qué necesitas fortalecer en ti para moverte de lugar?
¿Cuánto tiempo está bien para ti llorar?
¿Te parecen muchas preguntas?
¿Es duro pensar en eso?
Vayamos paso a paso. ¿Qué aprendiste de este artículo que puedas aplicar hoy mismo para empezar a sanar la despedida?
Me encantaría saber tus comentarios.
Con cariño, Shala Múgica.