En los últimos años, siento que hemos abusado y desvirtuado el vocablo optimismo, al promocionarlo como una vía fácil y expedita para ganar e incrementar la felicidad, obviando todo el trabajo interior que esto puede conllevar. Basta con mirar las estanterías de las librerías para observar una amplia gama de títulos que prometen abundancia y desarrollo personal.
Es por ello que en días recientes llamó mi atención un artículo de Therese Borchard titulado: “Could Positive Thinking Make You More Depressed?”/ (¿Podría el pensamiento positivo hacerte más deprimido?), el cual comencé a leer, confieso que con cierto escepticismo y hasta un poco de molestia, dado que soy defensora y practicante de la psicología positiva y por experiencia propia sé, que si podemos entrenar nuestra mente para ser feliz debido a la capacidad de regeneración de nuestro cerebro, y así mantenernos alejados de estados como la depresión, la ansiedad y el estrés.
Sin embargo, tuve que coincidir con la autora de que hay una saturación de textos que prometen una vía rápida para lograr el bienestar, la felicidad y la riqueza, tan solo haciendo pequeños “ajustes” en nuestro proceso cognitivo.
Realmente creo que se han malinterpretado y usado erróneamente expresiones como “control de la mente”, “control del pensamiento” e incluso técnicas como la hipnosis. Lo que ha generado en muchos la falsa creencia de que para ser feliz, debemos anular la presencia de todo tipo de pensamientos, sentimientos y emociones catalogadas como negativas.
Esto hace que muchas personas se sientan terriblemente frustradas y aún más deprimidas al sentir, que a pesar de todos sus esfuerzos por mantener a raya los pensamientos negativos, estos siguen apareciendo e incluso con más fuerza. Y es que nuestra mente es desobediente por naturaleza, se empeña en quedarse en el hecho. Los psicólogos llaman a esto efecto rebote. Mientras más quiero evitar pensar en algo, más rápido esto viene a mi mente. Es esta paradoja la que nos conduce inevitablemente al sufrimiento. Lo explico en un artículo anterior: ¡Dile siempre que si al momento presente!
Desde un punto de vista energético pasa lo mismo. Los pensamientos son energía y esta no se destruye, se transforma. Por lo tanto la única forma de deshacernos de un pensamiento recurrente, evitando que se convierta en una emoción tóxica, es poniendo nuestra atención sobre él para entender lo que nos está revelando acerca de nosotros. Para encontrar esa creencia limitante que lo respalda e ir a la raíz de la misma para sanarla. A veces simplemente un pensamiento recurrente es tan solo una invitación a que seamos más compasivos y tolerantes con nosotros. A que dejemos de rechazar nuestra sombra y al contrario, aprendamos a aceptarla e integrarla porque forma parte de nuestra personalidad.
Si sientes que pararte en el espejo a repetirte una cantidad de afirmaciones positivas sobre ti mismo, solo hace que te sientas peor, es lógico, las afirmaciones funcionan, doy fe de ello, pero no son mágicas de manera instantánea. No puedes cambiar un patrón de pensamiento de la noche a la mañana. Sobre todo uno que tiene muchos años dominando tu cerebro y configurando tu patrón de energía. Por eso la clave es escuchar esos pensamientos que te llegan en forma de resistencia e ir de a poco descubriendo su origen para desarmarlos.
Cuanto más lo intentes, más difícil se hace
El artículo de Borchard también hace referencia a que según un estudio publicado en el “Journal of Neuroscience”, se mostró que había un colapso en los patrones normales de procesamiento emocional que impedía a las personas deprimidas y ansiosas suprimir las emociones negativas. De hecho, cuanto más intentaban, más activaban el centro del miedo de su cerebro, la amígdala, generándose un alud de mensajes negativos.
Por supuesto que la salida no es bloquear ni huir de nuestras emociones. De hecho cuando nos deprimimos, literalmente estamos huyendo mentalmente de la emoción, de la circunstancia que nos causó dolor, de manera inconsciente no queremos enfrentarla, sin saber que al hacerlo solo estamos dándole más poder permitiendo que la misma se adueñe de nosotros. En mi opinión personal, todas las enfermedades mentales son solo un mecanismo de defensa biológico de nuestro inconsciente para evadir la realidad actual o pasada, pues para el inconsciente el tiempo no existe. Lo sano es entonces vivir toda la gama de emociones aprendiendo a manejarlas de forma apropiada, siendo amorosos y compasivos con nosotros durante la experiencia.
En esto de cultivar una actitud positiva, tampoco se trata de forzarnos una personalidad que no poseemos. De ser todos amables a la fuerza porque es lo lógico. Puede que nunca se te haya enseñado a serlo. No hay ejemplos en tu infancia que hayan reforzado esta cualidad en ti, o al contrario, experiencias de tu infancia o durante el transcurso de tu vida, te forzaron a crearte una personalidad fría y en apariencia insensible. Por lo tanto tienes que darte el espacio para ir incorporando nuevos hábitos en tu vida que te permitan conectarte con tu lado compasivo y bondadoso. Porque de una cosa sí estoy segura, todos provenimos de una fuente de amor incondicional, solo que en el camino por diversas razones, nos hemos apartado de ella. Por lo tanto solo se trata de conectarnos a nuestra verdadera esencia para permitir que todas esas emociones positivas emerjan, del oscuro lugar donde las hemos escondido.
Recuerda entonces, no se trata de forzar nada ni cambiar nada, sino de transformar la energía del miedo en amor. Algo que solo puedes hacer permaneciendo consciente y atento a los mensajes que surgen desde tu inconsciente.
Sí la negatividad sigue ahí, no quiere decir que hay algo malo en ti, simplemente significa que tienes que seguir aprendiendo, que aún hay cosas por sanar, pero llénate de esperanza porque ser consciente de nuestros patrones de pensamiento tóxicos, es el primer paso y el más importante para lograr el cambio.
Se trata de elegir el amor en lugar del miedo en cada elección de vida que hacemos, pero siempre siendo benevolentes con nosotros durante el proceso. Si no logras la transformación en las primeras de cambio como te lo promete el libro o el conferencista, no te sientas mal por ello. ¡Sé paciente contigo! No todos llegamos a la iluminación de la misma forma ni al mismo tiempo. Todos tenemos caminos diferentes. Eso es lo que nos hace auténticos, únicos e irrepetibles. Lo importante es que has activado tu intención de trascender lo que te impide vivir en plenitud, has abierto la puerta al cambio, lo cual es sumamente poderoso, te lo garantizo.
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