Un divorcio es difícil. Aun cuando es una decisión consensuada, es extremadamente complicado. Pero ¿qué ocurre cuando es una de las partes quien desea terminar el matrimonio? ¿Y qué le ocurre a la otra parte, que tiene que asumir la decisión del otro, la cual es que ya no quiere formar parte de esta unión?
Muchas personas se divorcian no siendo ellas mismas quienes tomaron la decisión de terminar. Y lo que ocurre es que la autoestima se destruye, y una gran depresión puede socavar todas nuestras energías.
Primero que nada, es necesario que hables con alguien. Debes resolver estos sentimientos, porque de lo contrario, corres el riesgo de caer en severas depresiones. Si es un familiar, genial. Si es un profesional, mucho mejor. Dejar salir verbalmente estos sentimientos, es una forma de recuperar el sentido de uno mismo.
Por otro lado, debes ser honesto/a. Si vas a buscar la ayuda de un profesional, asegúrate de contarle TODA la verdad de lo que sientes. Sé tan honesto/a como puedas. Si no, él no podrá hacer un trabajo adecuado, ya que se estará basando en medias verdades o mentiras. El profesional NO te juzgará, no está allí para eso, sino para escucharte e intentar ayudarte a salir adelante.
Si te ayuda, mantén un diario íntimo donde puedas volcar todos estos sentimientos. A veces es más fácil compartir con uno mismo lo que nos pasa escribiendo, en vez de hablando. Incluso, puede ocurrir que hablando digas ciertas cosas y escribiendo, surjan otras, más inconscientes y profundas, o ¡viceversa!
Lo importante es que te conozcas a ti mismo, que puedas reencontrarte y puedas darle finalmente una mirada objetiva a todo lo que ocurrió. Tú puedes hacerlo, sólo se requiere de coraje y mucha, mucha fuerza.