En mis prácticas diarias siempre hay quienes quieren saber más y, por lo general, al final aprovechan de preguntar: ¿qué quiere decir “OM”? ¿Tengo que cantarlo? ¿Por qué el “Savasana” es la postura más difícil de la práctica, si parece la más fácil? ¿Qué debo sentir en esta postura? ¿Cómo se traduce “Namasté”? ¿Debo despedirme yo también así?
Debo reconocer que me encanta que mis “alumnos” quienes para mí son más que aprendices, compañeros de práctica, de los que también aprendo a cada momento, a los que vas conociendo, con los que vas descubriendo puntos en común, a los que extrañas si un día no llegan a clase, por los que te interesas si los ves emocionales (cosa que ocurre muy a menudo), personas que comienzan a llorar durante la meditación, en plena postura o al final de la práctica…y que también casi siempre, suelen disculparse por eso, a lo que siempre les respondo: “Bienvenido al Yoga” esas son las cositas lindas que me hacen querer seguir compartiendo, no necesariamente ver llorar a la gente, sino ver que pueden conectarse tanto con sus emociones, con lo que les está transmitiendo su cuerpo, con sus preguntas internas, con sus agradecimientos…eso es Yoga, es vivir desde la compasión y el amor por ti y por todos los seres vivos y que lindo cuando te permites sentirlo y vivirlo…
Pero retomando el tema de las interrogantes, la mayoría de ellas suelen ser en relación al significado del OM, la postura Savasana y la traducción del término Namasté, así que quise en este artículo contarte lo que les respondo:
- El OM no tiene una traducción particular como si lo tienen otros “mantras”. OM dicen que es el “Sonido Universal” es decir, el sonido primordial, lo que se escuchó al momento de la creación. Cuando fue creado el Universo, un sonido se hizo constante y presente, era el sonido del OM. Desde entonces, “toda la creación se cree que vibra en armonía con OM y OM se entiende que vibra dentro de toda la creación” y para volver a identificarte con lo que eres, energía pura, en Yoga usualmente se canta el OM al inicio o al final de la práctica, para re-conectar con la vibración del Universo que habita en tu interior.
- SAVASANA. La “postura del cadáver” con la que finalizamos la práctica física, es como ya mencioné, una postura más, la postura final, de cierre. Acostados boca arriba, relajas tu cuerpo físico, mental y emocional, entregando todo a la tierra, soltando no solo tu peso, sino tus cargas, preocupaciones, anticipaciones y te preparas para recibir, con las palmas de tus manos hacia arriba, todo lo lindo que el Universo y la Divinidad tengan a bien darte, traer a tu vida. Si bien es una postura que invita a la relajación, también invita a la introspección, a la observación interior, luego de tu práctica física, por eso puede ser la más difícil, porque debes intentar reconocer todo lo que está pasando dentro de ti, sin engancharte en nada en particular, en ningún pensamiento y mucho menos entrar a hacer juicios, solo permitirte observar y dejar fluir, en total calma y tranquilidad y de ser posible…sin dormirte, estando presente!
- NAMASTÉ. Esta es la palabra “mágica” del Yoga. Para mí, porque produce magia en ti al pronunciarla y en los demás al recibirla. Es un saludo o despedida hindú, como en español usamos “hola” o “adiós” pero que te invita a desearle bien a todos los seres vivos que se crucen en tu camino, o en el salón de clases. La traducción oficial nos dice que proviene el Sánscrito y es una palabra compuesta por “Namas”: reverencia, adoración y “te”: a ti, a usted. Históricamente, se ha traducido como “La Divinidad que habita en mí, honra la Divinidad que habita en ti” o “Yo saludo a la luz de Dios que está en ti”.
Para finalizar, quisiera decirte que cuando logras separarte de tus miedos, abrirte solo a la experiencia y permitirte probar, cantando el OM, viviendo tu Savasana y despidiéndote con el Namasté, sobre tu tapete, ¡la magia comenzará a fluir en ti y en todo lo que te rodea!
Namasté.