Cómo expresa un afamado motivador “nos enseñaron a ser buenos y no felices”. Me permitiría acotar que independientemente de que nuestros padres o representantes, hayan logrado o no el cometido, lo que sí es cierto es que en líneas generales, los seres humanos, tendemos a engancharnos de las situaciones dolorosas, en lugar de detenernos; vivir el duelo que corresponda, aprender la lección y seguir. En este supuesto, convertimos el dolor en sufrimiento, el cual en algunas personas puede perdurar toda una vida.
Tendemos a aferrarnos a múltiples pensamientos que nos causan dolor, estrés y sufrimiento. Incluso, aunque suene insano, a veces vinculados a experiencias o acontecimientos futuros, que ni siquiera han sucedido y muy probablemente no lleguen a ocurrir. Te sugerimos, revisar estos aspectos y poner en práctica sus correctivos.
1. La necesidad de tener siempre la razón.
Al querer tener siempre la razón, nos arriesgamos a acabar con grandes relaciones o a causar una gran cantidad de estrés y dolor, para nosotros y para los demás. Simplemente no vale la pena. Es una cuestión de elección personal, ¿Prefieres tener la razón, o estar en paz?.
2. El deseo de control.
Renuncia a la necesidad de controlar siempre todo lo que te sucede a ti y ocurre a tu alrededor. Permite que todo fluya y que todos sean tal y como son. Cuando renunciamos al deseo de controlarlo todo, nos liberamos de un gran peso, ya que todo aquello que no está bajo nuestro control, ni depende de nosotros, fluirá tal y como tiene que fluir, pues lo que ha de ser, será.
3. Culpar a los demás de lo que te sucede.
Culpar a otros por lo que nos sucede, es un gran error. Toma responsabilidad de tus actos. En muchos casos no somos culpables, porque hicimos lo mejor que pudimos, con las herramientas que manejábamos para la fecha, pero siempre somos responsables o por lo menos corresponsables de lo que nos ocurre.
4. El diálogo interno de auto-derrota.
Revisa tu dialogo interno y te sorprenderás de lo que te dices a ti mismo. Ten en cuenta que lo haces a diario, incluso hasta cuando duermes a través de tu subconsciente. Si tus pensamientos por lo general son negativos, de auto derrota y pesimistas, te conviertes sin lugar a dudas en tu peor enemigo.
5. Las creencias que nos limitan.
No permitas que tus creencias te limiten y te mantengan atrapado en el lugar equivocado. “El Cielo es el Límite” y si no es el “Cielo”, el límite es el que tu determines de manera voluntaria y consciente.
6. Las quejas.
Renuncia a la constante necesidad de quejarte de personas, situaciones o acontecimientos que te hacen sentir infeliz, miserable y deprimido. Nadie puede hacerte infeliz, ninguna situación puede hacerte sentir triste a menos que tú lo permitas.
7. Las críticas.
Renuncia a la necesidad de criticar cosas, hechos o personas por ser diferentes a ti. De una u otra forma, todos somos iguales y perseguimos lo mismo de la vida. Todos queremos ser felices, amar y, ser amados tal y como somos.
8. Los miedos.
El miedo es sólo una ilusión, no existe, uno mismo lo crea. Todo está en la mente.
9. Las excusas.
Nos quedamos atascados y nos mentimos a nosotros mismos a través de todo tipo de excusas y lo peor, más del noventa por ciento de las veces, esas excusas no son reales, son miedo, puro miedo e inseguridades.
10. El pasado.
La vida se trata de lo que hacemos ahora y hay que disfrutarla hoy, cada minuto. Después de todo, la vida es un viaje, no un destino. Si bien debemos tener una visión clara para el futuro, un plan y una preparación para lograr lo que queremos, no podemos dejar de estar en el presente, que realmente es el único momento que tenemos.
11. El apego.
Es poder desprenderse de todas las cosas o personas, y sentirse tranquilo, sereno y tolerante. Es no depender afectivamente en exceso de nada, ni de nadie.
12. Vivir con base en expectativas de otros.
Estamos tan ocupados con agradarle a todo el mundo y cumplir las expectativas de otras personas, que perdemos el control sobre nuestras vidas. Olvidamos lo que nos hace feliz, lo que queremos, lo que necesitamos, y terminamos por olvidarnos de nosotros mismos. Preferimos ser buenos y no felices…