La infidelidad hoy en día es un acto muy común. Que pasa entonces cuando nos sentimos tentados a sucumbir ante ella?
Éste acto es poco entendido y muy juzgado por todos. Es por ello que no quiero que nos quedemos solo en los juicios, y mucho menos en la condena. Aunque tampoco hay que justificarla, simplemente necesitamos comprender el por qué sucede con una visión amplia que invite a mirarnos a nosotros desde otro espacio, otra visión.
Si somos los que sentimos la posibilidad de ser infieles quisiera recalcarles que mi finalidad es que nos demos cuenta que no solo estamos siendo desleales con el otro. Más bien el punto de partida de lo que me motiva a escribir sobre este tema tan controversial, es lo que pasa por la mente y el corazón de ese quien decide hacerlo porque definitivamente está siendo infiel consigo mismo.
Según la terapista de parejas Esther Perel la monogamia antes era cuando teníamos una sola pareja a lo largo de la vida, ahora este concepto quedó reducido a ser fiel en cada relación que tengamos y puede ser que a lo largo de nuestra vida tengamos dos o tres parejas. Ya lo raro y poco común es que perduremos con nuestras relaciones en el tiempo. La definición de la palabra infidelidad hoy en día es bastante compleja. Con tantos ingredientes nuevos como el sexting, los intercambios de parejas (swingers) y las redes sociales hacen redefinir la infidelidad como una relación secreta donde existe conexión emocional de mayor o menor grado entre los que la tienen. En las partes involucradas (los amantes) se genera un deseo de lo prohibido tan potente y encantador que lo que termina es enganchando principalmente a quien lo inicio.
En una relación amorosa cuando nos enamoramos nos entregamos hacia la otra persona y la convertimos en nuestro amante, amigo, queremos que sea el mejor padre (si aplica), nuestro confidente. Este individuo se parece a nosotros en cuanto a valores, en lo emocional y más aún en lo intelectual. Cuando este ser especial nos engaña, Al quedar al descubierto la infidelidad, consideramos que es una traición que nos hace una profunda herida emocional. Es una situación traumática que amenaza de muerte nuestra autoestima, en donde se afecta la confianza, generando en la persona traicionada una crisis de identidad e insuficiencia.
En esta era tan moderna y digital para los que han pasado por esto genera aún más agonía porque es lo que llama Esther Perel una terapista de pareja, la «muerte por desangramiento» porque al encontrar fotos, conversaciones y detalles del engaño es como clavarle el cuchillo varias veces a una persona para que su muerte sea lenta y con la exposición en las redes sociales ha sido bien dramático y aún más de lo que era antiguamente. Pero en todo caso siempre ha sido considerada una experiencia de las más difíciles.
Quisiera que pensáramos entonces porque la incitación a incurrir en esta práctica. Si nosotros como adultos podemos separarnos y divorciarnos, entonces por qué llegar a engañar o ser infieles?
Cuando tratamos de justificar el que hayamos cometido la falta tenemos la tendencia a pensar que si esto sucede, hay algo malo en nuestra relación y lo que más se apunta es que esa falla recae por completo en el otro. Lanzamos la responsabilidad de haber sido infieles a nuestra pareja.
En lo personal yo transite por esta situación. Mi ex pareja tuvo una familia casi en paralelo a los años de mi matrimonio. Al principio me sentí total y absolutamente la culpable de la situación cuando la verdad es que mi ex pareja y yo tuvimos la responsabilidad bastante compartida en el fracaso de nuestro proyecto de pareja.
La falta de comunicación fue la clave fundamental que nos llevó al rompimiento definitivo. En lo vivido en esta situación reflexione que cuando una persona decide ser infiel trasgrede de cierta forma sus valores y su compromiso con el otro, pero el más importante que incumple es su fidelidad a sí mismo.
No quisiera en lo absoluto que pensaran que nos tenemos que quedar obligados y eternamente amarrados a una mala relación, a alguien a quien por diferencias descubiertas a lo largo de nuestra convivencia hayamos dejado de querer, pero entonces vuelvo a preguntar: Qué hace que esas personas que tienen la opción de separarse de la relación que ya no funciona, decidan no hacerlo y llevar una vida dual?
Estas personas que se aventuran en relaciones prohibidas buscan llenar un vacío donde la novedad, la libertad y la intensidad sexual que les brinda esta relación clandestina. Esto los lleva en muchos casos a juntarse con personas contrarias a la esencia y valores a lo que estas personas estaban comúnmente ligadas. Empiezan a sentirse diferentes y «llenos de vida» donde desatan una adición incontrolable que los hace desear eso distinto aún más. Se salen y rompen todas las reglas. Es excitante y atractivo. Pero que desean en realidad en el fondo?
Como entonces cambiar la percepción y corregir lo que buscamos que complete el otro en lo sexual y afectivo?
Empecemos entonces a tomar responsabilidad por la parte que nos toca y busquemos que nuestro compañero de vida sea más bien alguien que nos acompañe y no que nos llene el vacío (porque muchas veces encontramos que somos barriles sin fondo donde nadie nos complace).
Si usáramos para la pareja que tenemos una décima parte de esa entrega, astucia, imaginación y ganas que le ponemos a esa relación de aventura secreta, sería muy probable que las parejas nunca tuvieran que recurrir a un terapeuta, ni buscarse una nueva.
Aclaro nuevamente que solo para que se den las condiciones de que una relación perdure en el tiempo, la pieza fundamental es que realmente haya amor. No del superficial de deseo, sino del que sabe de los aciertos y desaciertos, que elige en todo momento quedarse con la persona porque se siente comprometida realmente en el amor con ésta.
Ciertamente para una relación que no tiene futuro una infidelidad es la estocada final. Para las otras relaciones dónde está ese amor del cual les hablé en el párrafo anterior, esta situación puede ser el comienzo que les permita abrir los ojos a nuevas posibilidades donde esta crisis se convierte en una introspección profunda y la transformación que da la bienvenida de nuevo a la honestidad y transparencia. Puede inclusive reavivar el romance y empezar a que el verdadero trabajo del amor se haga. Donde empecemos a valorar a la persona que tenemos y maduremos en la forma como la tratamos de ahora en adelante.
Aunque este episodio no se olvida, la persona que haya sido la que cayó en esto, puede volver a regenerar de a poco la confianza y con ello la autoestima. Yo considero que ambos (tanto el infiel como el que fue engañado) deben revisar esta parte de la estima a fondo y ver que lo que le están pidiendo al otro, no se lo están dando a ellos mismos.
Lo más importante de todo esto, es poder reflexionar que podemos hacer nosotros para que no caigamos en esto, que afecta a parejas, hijos, familiares y amigos, donde pone a todos los que están envueltos en la misma penosa situación.
Sólo les puedo dar la esperanza de que esto siempre dejará a todos los involucrados un legado y dependerá solamente de nosotros, usarlo para mejorar o para quedarnos en la rabia y la pena de por vida.
Yo confío en que él que me lee, haga un cambio en su evolución personal, donde el crecimiento y autodescubrimiento lo lleve a encontrar la bendición que siempre hay en lo que pasa, que estará en el que lo vive de un lado o del otro a bien descubrir.