Los abrazos sin lugar a dudas nos recargan de energía, nos empoderamos definitivamente con ellos. Obviamente unos nos impactan más que otros. Aquí les dejo una interesante noticia.
– Los abrazos son una forma particularmente íntima e intensa de expresar emociones. A través de un abrazo podemos transmitir nuestra alegría o tristeza. Podemos decirle a una persona que puede contar incondicionalmente con nosotros o que comprendemos su estado de ánimo. Y todo sin necesidad de recurrir a las palabras.
Sin embargo, los abrazos no solo nos ayudan a conectar con los demás y expresar lo que sentimos. Dar abrazos es bueno para la salud, para nuestro cerebro y, por supuesto, para nuestro equilibrio emocional.
¿Cómo los abrazos influyen en nuestro cerebro?
Cuando alguien nos abraza, ese contacto activa los receptores de presión que tenemos en la piel, los cuales se conocen como corpúsculos de Pacini y responden fundamentalmente ante la presión profunda. Estos receptores envían inmediatamente una serie de señales de calma al nervio vago para, entre otras cosas, desactivar la zona del cerebro que responde ante las amenazas y nos mantiene en tensión.
En ese momento comenzamos a sentirnos bien porque ese nervio se conecta con fibras nerviosas que llegan a diferentes pares craneales y desempeñan un papel importante en la regulación de la mayoría de las funciones clave de nuestro organismo, incluyendo la presión sanguínea.
Como resultado del abrazo y la estimulación del nervio vago disminuye la frecuencia cardíaca y la presión arterial. También se ralentiza la frecuencia respiratoria, lo cual nos ayuda a respirar de manera más profunda y plena.
De hecho, el nervio vago desempeña un rol importante en el sistema parasimpático, que sería una especie de freno de mano del sistema nervioso que se activa cuando estamos sometidos a demasiado estrés o estamos sobreexcitados. Por eso, la estimulación del nervio vago a través de los abrazos nos permite recuperarnos de las tensiones, alivia la agitación y nos ayuda a desarrollar un estado de calma y bienestar.
A través de ese mecanismo, los abrazos llegan a “hackear” nuestro cerebro. De hecho, estimulan la producción de dopamina, un neurotransmisor conocido como “la hormona del placer” ya que genera una agradable sensación de satisfacción que contribuye a aliviar el estrés y la tensión.
También se ha apreciado que los abrazos aumentan la producción de oxitocina, conocida como “la hormona del amor”, la cual nos permite conectar emocionalmente con otras personas y nos anima a confiar en ellas.
Lo mejor de todo es que los beneficios de los abrazos son inmediatos. Un estudio llevado a cabo en el Advanced Telecommunications Research Institute International de Kioto hizo que un grupo de personas conversaran durante 15 minutos con sus parejas, luego algunas recibían un abrazo y otras no.
Al evaluar sus parámetros fisiológicos, los investigadores apreciaron que quienes habían recibido un abrazo mostraban una reducción significativa del nivel de cortisol en sangre, la hormona del estrés que tantos estragos causa en nuestro organismo.
Los abrazos nos ayudan a sentirnos bien con nosotros mismos
Un abrazo, o una caricia suave cargada de afecto, influyen en la habilidad del cerebro para construir la imagen corporal, incluso en los adultos. Este tipo de contacto físico también es fundamental para desarrollar y mantener un sentido adecuado de nuestro cuerpo.
Según un estudio llevado a cabo en el University College de Londres, la explicación radica en que este tipo de contacto corporal proporciona sensaciones táctiles muy agradables que generan una serie de señales propioceptivas, las cuales nos ayudan a sentirnos mejor en nuestro cuerpo.
En práctica, una caricia o un abrazo no solo le envía a nuestro cerebro señales propioceptivas que nos permiten ser más conscientes de nuestro cuerpo, sino que también le dicen que somos dignos de ser amados. Y esas sensaciones hacen que nos sintamos muy bien.
De hecho, estos investigadores advierten de que la falta de abrazos y caricias podría ser un factor desencadenante – o un agravante – para trastornos de la imagen corporal como la anorexia y la bulimia.
¿Cuántos abrazos se necesitan para ser feliz?
Todos podríamos vivir sin abrazos, pero sería como morir lentamente, un poco cada día. Por eso, la psicoterapeuta familiar Virginia Satir afirmó que “necesitamos 4 abrazos al día para sobrevivir, 8 abrazos para mantenernos y 12 abrazos para crecer”. Según ella, necesitamos 8 abrazos al día para ser feliz.
De hecho, en una investigación realizada en la UCLA los investigadores escanearon el cerebro de los participantes mientras recibía descargas eléctricas. Sus parejas les acompañaban durante la prueba y, en algunos casos, les permitieron sostenerle la mano.
Así apreciaron que las áreas cerebrales encargadas de atenuar el miedo se activaban, lo cual les ayudaba a lidiar con el estrés de la experiencia. Y es que el contacto físico hace que nos sintamos más seguros, lo cual disminuye nuestra reactividad ante experiencias potencialmente amenazantes y hace que seamos menos sensibles ante el dolor físico.
Otra investigación llevada a cabo en la Carnegie Mellon University reveló que los abrazos pueden mejorar considerablemente nuestro estado de ánimo y lograr que veamos las cosas desde una perspectiva más positiva, incluso en las peores circunstancias.
Estos investigadores llamaron todas las noches durante dos semanas a 404 personas para preguntarles sobre sus conflictos interpersonales en sus vidas, indagar en su estado de ánimo y saber cuántos abrazos habían recibido durante la jornada.
El 93% de las personas indicaron que habían recibido al menos un abrazo durante los días que duró el experimento y el 69% habían experimentado al menos un conflicto con otra persona en ese espacio de tiempo.
Los psicólogos comprobaron que las personas se sentían mejor de lo habitual los días en que habían recibido al menos un abrazo, y peor los días en que habían tenido un conflicto con otras personas. Sin embargo, si habían recibido un abrazo el mismo día en que habían discutido con alguien, su estado de ánimo emporaba menos.
Todos estos hallazgos ponen de manifiesto que los abrazos tienen un potente efecto sobre nuestro cerebro y nos ayudan a lograr un estado de relajación y bienestar, a la vez que nos permiten afrontar mejor las situaciones estresantes. Su efecto amortiguador sobre los eventos estresantes también revela que los abrazos se necesitan para ser feliz.
Por tanto, aunque no recibas exactamente 8 abrazos al día, asegúrate de tener una dosis cotidiana. Es bueno para ti y para la persona a la que abrazas. De hecho, la próxima vez que veas a un amigo o un familiar angustiado, simplemente abrázale. A veces las palabras sobran. No hay nada como ese contacto íntimo para fortalecer los vínculos y demostrarle que le apoyas.-
Autora: Jennifer Delgado Suárez. Soy psicóloga. Por profesión y vocación. Divulgadora científica a tiempo completo.
Fuente: Rincón Psicología