Tuve un deseo de esos que uno casi no se atreve a desear. Uno que desafiaba muchas creencias y sobretodo la realidad que tenía frente a mi nariz.
Hice varias reprogramaciones subconscientes para cambiar las creencias que me decían que no podía crear eso que deseaba. Al rato me encontré una vez más en una rueda de pensamiento que no avalaba ese nuevo sueño ni estas nuevas creencias. Seguía habiendo en mí un ápice de duda. ¿Cuál sería el beneficio de seguir dudando?
No era un deseo de los que tengo normalmente, era lanzarme a algo que posible y probable, distaba mucho de lo que tenía en las manos. Me pregunté por qué una parte de mi seguía sin asumir totalmente que esa realidad creada en mi mente fuera a existir. Me vi de pequeña, siendo la “loca”, la de “si claro, seguí soñando” la de “ay hija, vos y tus ideas…” y recordé lo sola que me sentía deseando mis sueños y lo ridícula que me sentía si mis sueños no llegaban. Entendí que mi subconsciente pudo haber decidido que lo mejor para mí era hacer caso a todo aquello y dejar de creer en mis sueños, a desconectarme con mi poder de crear, no vaya a ser que lo sueños no vengan y me dé con la confirmación de que soy una “cabecita loca”.
De ahí vinieron dos cosas que quiero compartir con ustedes. Una el empezar a creerme que “me tomo en serio cada uno de mis sueños”, que “creo en mis sueños”, que «son importantes y relevantes para los demás”, que “me siento respetada y valorada cuando deseo grandes sueños”. Y por otro lado que “confío en que el universo manifestará mis sueños en el mejor momento posible de acuerdo a lo mejor para mi evolución”, con lo cual… ¿por qué habría de ser YA, o para qué quiero YA?
Así que no queda más que soltar porque ya está hecho en mí, y como todo lo que desee este año, que ha venido, ¡es o será en el mejor momento para mí y para todos!
Con la herramienta que tengas para crear la experiencia que deseas, te invito a sacarle brillo a nuestra máquina de soñar y a creer que soñar es de valientes.