¿Quién no ha oído hablar de Juego de Tronos? Es casi imposible no conocer la exitosa serie de televisión que emite HBO y que ya cuenta con 5 temporadas completas y la sexta en emisión.
La fiebre por el Juego de Tronos parece no tener límites, tanto es así que llega hasta a dejarnos helados… La saga de libros ha sido todo un éxito, la serie ha conquistado a millones de espectadores y su influencia ha llegado hasta la cocina.
El repostero Jordi Roca, al frente, junto a sus hermanos, del restaurante “El Celler de Can Roca” (que posee tres estrellas Michelín) y propietario de las heladerías Rocambolesc, no quiso dejar escapar la oportunidad de hacer un guiño a Juego de Tronos y ganarse a los miles de fans creando un original sorbete de naranja y mango con forma de la mano dorada de Jaime Lannister.
Para situarnos un poco y refrescar la memoria de los seguidores de la trama, Jaime Lannister, de la Casa Lannister, apodado el Matarreyes, es un personaje de la saga que sufre la amputación de su mano derecha tras ser capturado por Vargo Hoat y a partir de ese momento Jaime se hace forjar una mano de oro hecha a medida. Este hecho es de especial relevancia en la serie, ya que este cambio no solo tiene un efecto directo físico sobre el personaje, si no que su carácter y su personalidad también se ven alterados.
La idea de crear este original helado de palo se remonta a 2015, cuando el reparto de Juego de Tronos llegó a Girona para grabar algunas escenas de la sexta temporada, inspirando a Jordi Roca para apostar por esta genuina y deliciosa creación. ¿Qué mejor homenaje a Juego de Tronos que un helado?
Tanto Jordi Roca como su pareja y socia Alejandra Rivas, son fanáticos de la serie. No en vano, varios familiares fueron extras en la producción. Desde el momento en que supieron que el equipo vendría a su ciudad estuvieron pensando en «qué homenaje hacerles”, explica Maira Delgado, responsable de la tienda de Madrid, abierta hace tres años en la sexta planta del Corte Inglés de Serrano. “La idea de Jordi fue que el helado, que está hecho de fruta natural, fuera rojo por dentro de forma que, cuando te lo vas comiendo, escurra por tu mano como si fuera sangre”.
Uno se mancha de sangre, sí, pero solo si da tiempo antes de devorarlo, porque el helado engancha. “En el estreno del helado en Girona, se agotaba en nada”, cuenta Delgado, “tenemos 20 moldes por modelo de polo, la producción no es tan grande como se piensa, crecemos en tiendas pero seguimos siendo artesanos y no pretendemos perder eso, tenemos varios establecimientos, pero no son franquicias”. Jordi Roca, que no acierta a dar la cifra de unidades vendidas al mes, sí confirma que “es el ‘hit’ en la tienda de Girona”.
“Al equipo del rodaje le encantó la idea”, explica el repostero. «El concepto era recrear la mano dorada de guardián de Oriente, ‘matareyes’ y señor de can Roca Casterly», dice Jordi Roca.
Todas las heladerías Rocamboles comparten la misma estética. Girona, Barcelona, Platja d’Aro o Madrid, aquello parece sacado del imaginario de Charlie y la fábrica de chocolate (Roald Dahl, 1964). Detrás de un mostrador blanco se esconden los ingredientes para decorar y mejorar los seis sabores de helado que cambian según la temporada; sugieren dejarse recomendar al elegir el aderezo para ser fieles al diseño inicial del helado.
Los polos, como este de la mano del rey, se guardan en cajitas. En este formato se fabrican también un helado réplica de la nariz de Jordi Roca, uno llamado Helado Oscuro, inspirado en Stars Wars, o los modelos particulares de cada ciudad, por ejemplo, el oso y madroño para Madrid, el culo de la leona para Girona o un polo helado con la figura de Andrés Velencoso. Todos los helados, a pruebas de intolerancias, están inspirados en postres que se sirven en Can Roca. Por ejemplo el de manzana asada, inspirado en la manzana de feria. “Son composiciones inspiradas en los postres del Celler, pero con sentido del humor”, cuenta Roca.
“En Rocambolesc somos expertos en maridar helados. Cada pequeña cosa, desde la almendra, al chocolate, las frutas o las nubes, así como el packaging están cuidados para seguir siendo artesanal. En cinco años de vida no hemos industrializado nada”, dice la responsable de la tienda madrileña. Detrás del concepto y el diseño está Alex Canosa. “Es quien le da forma a los moldes que imaginamos juntos. Es un auténtico crack. Y los diseños siempre nacen entre risas. Tiene que ser así, no hay otra manera”, añade Jordi Roca.
La influencia de Juego de Tronos sobre la cocina y la gastronomía no se queda en un hecho aislado con la creación de este original helado. Chelsea Monroe-Cassel y Sariann Lehrer, son dos blogueras aficionadas a Juego de Tronos que lanzaron un libro de recetas, Festín de Hielo y Fuego y en él dan trucos y consejos para elaborar algunas de las recetas que aparecen en las novelas.
Fuente: Mia Revista – IceSoft