El cambio te forzará a ver las cosas en forma diferente. A ti mismo, para empezar. A medida que crecemos (me gusta pensar que envejecer es una oportunidad para transformarnos a nivel personal) tendemos a desarrollar cierta inflexibilidad ante el cambio. Excepto cuando nos mantenemos inspirados y con sueños por alcanzar.
Ese fue mi caso cuando a mis 47 años de edad, decidimos como familia convertirnos en inmigrantes y escogimos a los Estados Unidos, para construir una nueva vida. Mi esposo y yo nacimos en Venezuela, pero dos de nuestros tres hijos ya eran ciudadanos americanos, por lo que el proceso para obtener residencia legal fue rápido, incluso para nuestro hijo más pequeño, quien aún era menor de edad. Además de mi acento al tratar de hablar inglés, yo enfrentaba el reto de integración que implica el ser invidente. Afortunadamente, obtuve acceso a clases de movilidad asistida con el bastón, lectura y escritura en Braille y a información y herramientas de software que me permitían trabajar y retomar una actividad productiva.
Pero lo más importante, pude ser flexible, atreverme a tomar riesgos y aceptar con gratitud y humildad la ayuda que me ofrecían. Estas no son características personales especiales, ni super poderes. Los científicos han demostrado que el cerebro humano tiene la capacidad de crear nuevas conexiones, lo que significa aprender nuevas habilidades, sin importar la edad. Esta habilidad que se llama “neuro plasticidad”, nos permite desarrollar resiliencia (la capacidad de recuperarnos ante la adversidad), adaptarnos a nuevas situaciones, aprender otros idiomas, fortalecer nuestra inteligencia emocional y, en síntesis, volvernos más flexibles ante el cambio.
Pero ¿por qué esto parece ser más fácil para algunas personas? ¿Cómo activamos la neuro plasticidad? El truco reside en adoptar nuevos hábitos, o al menos, tan solo un nuevo hábito. Por ejemplo, cuando hacemos de la gratitud una práctica cotidiana, nos volvemos más conscientes de lo que es positivo y bueno para nuestra vida. Al ser agradecidos expandimos nuestro sentido de autoaceptación, nos sentimos más alegres, conectados con otros y finalmente, nos sentimos más felices. Todo esto es posible porque, cuando somos agradecidos, a nivel cerebral y casi sin ningún esfuerzo, nuestras células cerebrales o neuronas desarrollan nuevas conexiones entre ellas y las fortalecen.
Estas nuevas conexiones graban en memoria con mayor firmeza esos sentimientos positivos, por lo que nos sentimos más felices y agradecidos. Y así se repite el ciclo.
En términos más sencillos, podemos adaptarnos mejor al cambio cuando somos agradecidos ante las circunstancias. Incluso cuando las dificultades se presenten. En este último caso, la invitación es a ampliar nuestra perspectiva, identificando el conocimiento y sabiduría que podemos obtener del reto que se nos presenta: usando nuestra curiosidad y creatividad para aprovechar la oportunidad de experimentar algo nuevo, que el cambio nos puede traer.
Soy una activista, promotora de la gratitud y la practico cotidianamente, porque es una práctica muy sencilla y natural para los seres humanos. La gratitud no reconoce diferencias de ningún tipo: ni de edad, género u origen cultural. Basta observar como un bebé de pocos meses parece iluminarse cuando recibe algún cuidado, caricia o alimento. Basta recordarnos cuando niños, como nos emocionaba recibir el más pequeño gesto, caramelo o simple juguete. Tan solo recordando esos momentos, revivimos o nos reconectamos con esos sentimientos positivos. Y ¡dígame si me equivoco si no se siente tan rico!
Además, te reto a sentir gratitud por tus dificultades actuales, reconociendo los aprendizajes que puedes obtener de tales problemas. Al principio no es fácil, pero con la guía correcta y con práctica lo puedes lograr. En mi libro “Viviendo En Modo Agradecido”, por cierto, galardonado en 2017 como libro de Inspiración del año por la revista “Focus On Women” de EE.UU., comparto mi experiencia personal con la gratitud y los pasos que puedes seguir, para aprender a agradecer por las más retadoras situaciones de la vida.
Ahora estás listo para enfrentar y superar el cambio. La gratitud será tu aliada. Estoy segura de que al igual que para mí, para ti la gratitud será una llave: para abrir tu mente y corazón a nuevas ideas y personas. Para continuar viviendo con enorme alegría e inspirado por la convicción de que la vida está llena de posibilidades.